Extraño, muy extraño que en la víspera de la celebración del Día del Trabajo, la secretaría del ramo y la de Gobernación hayan firmado un cuasi acuerdo con Martín Esparza y su pandilla-planilla del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), para analizar una propuesta de éste para una eventual reinserción laboral de los trabajadores de la extinta Compañía de Luz y Fuerza del Centro.
La información oficial de ambas dependencias señala que en el marco de una concertacesión, perdón, concertación y diálogo que el Gobierno de la República mantiene con los movimientos, organizaciones sociales y asociaciones de la sociedad civil, la Secretaría de Gobernación sostiene pláticas (en lo oscurito, acotan los malosos) con el Sindicato Mexicano de Electricistas. De esta manera se acordó y llevó a cabo una reunión entre el secretario del Trabajo y Previsión Social, Alfonso Navarrete Prida, y el secretario general del SME, Martín Esparza Flores. Durante el encuentro, el líder sindical entregó al titular de la STPS una propuesta para una eventual reinserción laboral de los trabajadores de la extinta Compañía de Luz y Fuerza del Centro. Navarrete Prida manifestó su disposición a analizar, evaluar y platicar la viabilidad de dicha propuesta, en el marco de la legislación laboral y la voluntad política que caracteriza a la STPS en su diálogo permanente con las agrupaciones sindicales.
Con acciones como esta, el Gobierno de la República refrenda su compromiso por mantener los cauces de entendimiento de las demandas de la sociedad civil, agrupaciones políticas y sindicales, bajo el principio de respeto a los derechos de los trabajadores, aclaran en el comunicado conjunto.
Aunado a este extraño asunto, hace unos días el presidente Enrique Peña Nieto recibió en Los Pinos a Francisco Hernández Juárez (consentido del señor licenciado Carlos Salinas de Gortari, según los malosos), aunque no se informó de los detalles.
¿Por qué el acercamiento del gobierno Federal a algunos trabajadores poco dóciles frente al gobierno o de plano anti gobiernistas? Preguntan los analistas laborales bisoños. Los observadores políticos responden: Estas acciones extrañas forman parte de una antigua táctica que aplica la clase política en situaciones de crisis, y que se conoce como “control de daños”. Y explican:
Las cosas no salieron tan bien, ni tan rápido, ni tan fácil como esperaban los neopriistas del siglo XXI, y ahora no han tenido más remedio que tratar de reducir el número de sus enemigos… aunque no logren ganarlos como amigos; por ejemplo: Francisco Hernández Juárez y Martín Esparza, que pastorean a una considerable cantidad de trabajadores que no están alineados con el PRI. Si ese control de daños surte el efecto deseado, habrá valido la pena el reblandecimiento forzoso del gobierno de Enrique Peña Nieto.
Si por el contrario, agregan los observadores, la relación gobierno-trabajadores no mejora, siempre quedará el recurso cuasi-infalible de encomendarse a San Judas Tadeo, abogado de las causas desesperadas.
(Santo, dicho sea de paso, de la profunda devoción de la ex maestra de la maldad, a quién no parece muy posible que pueda o quiera ayudar para que salga de la cárcel).
-El debate Madero-Cordero no moverá ni un centímetro las tendencias de los votos que emitirán aproximadamente 220 mil militantes del PAN para elegir a su próximo dirigente nacional. Cada uno de esos posibles votantes ya sabe a quién le dará su apoyo, así que lo que dijeron en el dizque debate el candidato calderonista y el anticalderonista ya no tiene la menor importancia, porque, salvo que ocurra un terremoto político de 8 grados, Gustavo Madero encabezará a lo que quede de su partido durante tres años más.
-El director de cine Alfonso Cuarón, reciente ganador del premio Oscar en Hollywood, le mojó la pólvora al presidente Enrique Peña Nieto con el desplegado de 10 preguntas críticas sobre la reforma energética, que se difundió pocas horas antes de que el jefe del Ejecutivo enviara a los legisladores la iniciativa de leyes secundarias para reglamentar dicha reforma.
¿Casualidad en los tiempos? ¡Hmmm!