“Estuvo muy nutrida, pero no fue impactante como en otras ocasiones. Estas marchas ya no son como antes, ya no hay sentido político, todo es pura demanda”, dijo un manifestante sobre la movilización que miles de trabajadores realizaron ayer en la Ciudad de México para conmemorar el Día del Trabajo.

 

Desde las 8:00 horas, trabajadores de diversos sectores, de sindicatos, asociaciones civiles y grupos afines a los derechos laborales, arribaron a distintos puntos de la capital -como el Monumento a la Revolución, la Estela de Luz y el Ángel de la Independencia-, para dar inicio con las protestas que cada año se realizan en esta fecha. Dos horas después inició la movilización oficial encabezada por el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME).

 

Aunque agobiados por el sol, los manifestantes, en su mayoría, gritaban animados consignas, agitaban banderas y entonaban himnos característicos de la clase obrera. Sin embargo, por momentos se quedaban callados, avanzando o deteniéndose conforme el ritmo de la marcha se los indicaba, pero bastaba con que un compañero gritara algún lema para que el resto alzara la voz contra el gobierno.

 

Antes del mediodía, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) se apartó del cuerpo principal de la marcha para avanzar por la lateral de Reforma hacia la Secretaría de Gobernación, donde tenían cita con una comitiva del gobierno federal.

 

Con la tranquilidad de una “marcha pactada”, se realizó la movilización de 70 mil trabajadores, según cifras oficiales, aunque el vocero de la Nueva Central de los Trabajadores, Martín Esparza, dijo a 24 HORAS que eran más de 100 mil, incluyendo a los maestros de la CNTE.

 

Incluso la vigilancia por parte de las autoridades parecía mínima: pocos policías y unidades vigilaban que el evento se desarrollara sin incidentes. Un día antes, el acuerdo entre gobierno y organizaciones quedó claro: cada contingente estaría a cargo de sus manifestantes para evitar infiltrados.

 

Al llegar a la Plaza de la Constitución, algunos oradores dirigieron sus mensajes a una comitiva que apenas parecía llenar la mitad de la plancha del Zócalo. Todos coincidieron en lo mismo: el rechazo a las reformas estructurales y la unidad de la clase obrera para hacer frente a las “agresiones del gobierno”.

 

Esparza rectificó y dijo que la movilización convocó a 400 mil trabajadores de 90 sindicatos y asociaciones laborales en 20 ciudades del país.

 

En la marcha del DF participaron la Alianza de Tranviarios, el Frente Popular Francisco Villa, el Movimiento de Trabajadores Socialistas, los sindicatos de Trabajadores de Transporte de Pasajeros del DF así como trabajadores y estudiantes del INBA, UNAM, IPN y Colmex, además de la Cooperativa Pascual y grupos como #PosMeSalto, Pan y Rosas, Inmujeres DF y habitantes de Atenco.

 

Por otra parte, la Confederación de Trabajadores de México (CTM), la Unión Nacional de Trabajadores (UTM) y los sindicatos de Telefonistas de la República Mexicana (STRM) y de Trabajadores de la UNAM (STUNAM) realizaron un mitin en el Zócalo mientras se desarrollaba la marcha.

 

Las organizaciones agrarias fueron las grandes ausentes del 1 de Mayo. Tan solo la Unión Popular Revolucionaria Emiliano Zapata (UPREZ) y la Coordinadora Nacional Plan de Ayala, Movimiento Nacional (CNPA MN) tuvieron presencia.

 

Aunque en la negociación previa se dispuso que los mítines concluirían a las 17:00 horas, una lluvia adelantó la hora en la que culminaron y disuadió cualquier posibilidad de que algún grupo decidiera quedarse en la Plaza de la Constitución.