Existe un tipo de cine que se mueve entre la disidencia, y sin quererlo, establece un activismo social y hasta político.

La mayoría de los directores niegan que el objeto fílmico tenga alguna responsabilidad social y/o con su contexto; pero no pueden dejar de reconocer cuando la obra traspasa las barreras de la pantalla para convertirse en un factor de cambio. El motor de estas películas es su tema central, que puede ser bien aprovechado para generar el mensaje deseado, o puede quedar grande para un guión que no refleje la fuerza de una ideología.

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Los sentimientos del mundo de “abajo” están tan presentes entre nosotros, pero hemos hecho lo posible por esconderlos. Son los sentimientos los que se vuelven incomodos a la hora de ser expuestos con una realidad tan honesta, que se vuelve asfixiante.

No sorprende que un cine como el de Hollywood se encuentre tan ajeno a la situación de los grupos minoritarios. Lo que sí sorprende es que antes no se haya hecho una película sobre uno de los líderes sociales más importantes del siglo XX en Estados Unidos. Nos referimos a César Chávez y la película que lleva su nombre en el título.

La historia sigue los esfuerzos de Chávez para organizar a los 50 mil trabajadores campesinos que laboraban en malas condiciones, mientras sus familias sufrían de racismo y violencia a manos de los terratenientes y pobladores de California.

Cansado por el atropello a su pueblo, Chávez forma junto a Dolores Huerta la Asociación Nacional de Trabajadores del Campo. El principio no fue fácil para el líder sindical, la mayoría de los campesinos vivían con el miedo, y un gran número de ellos no sabía leer y escribir. Los abusos por parte de los “patrones” se volvían demoledores ante un naciente sector de la población norteamericana.

Se ha dicho que para poder hablar de la pobreza hay que vivirla; eso es justamente lo que experimenta en carne propia Chávez. Codo con codo y bajo el calor fulgurante de California organiza las primeras protestas contra la explotación laboral. No tardan en ser sometidas las protestas, los productores no permitirán ni un día de huelga, lo único que importa es la producción y la ganancia.

Chávez no cede nada de su fuerza ante las represalias. Viaja por los poblados cercanos, llevando su forma de pensar a los que han perdido la palabra. Es justo aquí cuando aparece el empresario Bogdanovich (John Malkovich), líder de los productores vinícolas de la región. Junto con su grupo de empresarios adinerados sabotean todo intento de protesta. Chávez logra mermar la venta de los vinos para mesa en la región, los empresarios se ven con la soga en el cuello demasiado ajustada, pero el orgullo y la falta de humanidad con los migrantes impide cualquier negociación.

El líder sindical es interpretado por Michael Peña, quien al igual que César Chávez es hispano. Bajo la filosofía pacifista, Chávez resiste todo tipo de provocación por parte del gobierno y los productores.

Michael Peña protagoniza un papel con demasiada carga de emociones y sentimientos. Todo el movimiento disidente de aquellos años recae en esta persona. Peña había tenido papeles fugaces en su corta carrera, con César Chávez se encuentra con un paso gigante que dar dentro de la actuación.

El estreno mundial de César Chávez se llevó a cabo en el país vecino del Norte, lugar donde el líder obrero César Estrada Chávez luchó por la igualdad social y el trato digno para los miles de campesinos que eran – y son, de alguna forma sigue existiendo está marcada diferencia- explotados en los grandes terrenos de cultivo. El pasado primero de mayo la película se presentó en México y anterior a su estreno en las pantallas de Estados Unidos se presentó en el Festival Internacional de Cine de Berlín y en el SXSW (donde ganó el premio del público en la sección Narrative Spotlight).

Diego Luna y CANANA logran realizar un proyecto que tuvo demasiados problemas para llevarse a cabo. No recibió el apoyo esperado en Estados Unidos: las grandes productoras argumentaban que Michael Peña no era lo suficientemente sexy para el papel – llegaron a proponer a Antonio Banderas. Es esta la marcada ceguera del cine comercial americano, el querer volver a un hombre de carne y hueso en un “capitán América”.

Dolores Huerta (Rosario Dawson) fundó el movimiento campesino junto con Chávez. En la película lucha y sufre los atropellos por parte de los empresarios vinícolas, quienes no importando si fueran niños o mujeres, apuntaban sus rifles con tal de cesar las protestas. Helen Chávez (America Ferrera), la esposa de César, tiene que cargar con la ausencia de su esposo; de igual forma, sufre junto con su familia la falta de una figura paterna para sus hijos, quienes crecen alrededor de un falta de identidad y una constante discriminación.

César Chávez es una biopic que llega en un momento clave para la población hispana de los Estados Unidos, justo cuando se decidirá la reforma migratoria. La película puede y debe causar una mirada diferente a la situación actual de los migrantes, que desgraciadamente aún carecen de condiciones adecuadas para continuar colaborando con el progreso de un país que no ha terminado de entender su importancia.

Diego y todo su equipo regresaron a México para formar junto con varias marcas la posibilidad de llevar a cabo la película. Y es que CANANA, probablemente desde Sin nombre, se ha preocupado por proyectar una realidad latente entre los dos países.

De ahí que tengan oficinas en la Ciudad de México y California. El resultado de César Chávez va más allá de la película. Diego Luna llevó a las escuelas más importantes de Estados Unidos la proyección de César Chávez, incluso se planteó la posibilidad de que Barack Obama la viera en la Casa Blanca, al final se pudo proyectar pero el mandatario no estuvo presente.

Al terminar de ver la película, podemos dividirla en dos partes: la plana representación de un gran personaje en la lucha por la igualdad y el eco que puede generar una película por el tema que maneja – más allá del resultado como obra. Y es que el cine tiene el poder – más no el compromiso social – para poder marcar un cambio en el mundo. Puede Exponer realidades y recordar los hechos que nos restan como humanidad.