El día se presentó soleado como todas las mañanas de la primavera tardía en la Ciudad de México, y tal cual en los últimos años, los cambios bruscos se hicieron presentes.
De la tarde otoñal pasamos a un severo aguacero justamente a las 7 pm; un grueso telón de lluvia se abrió puntualmente a la cita en el Plaza Condesa para festejar la tercera edición del Festival Balagan Balkan, y como toda cita con el destino: lo que fue un obstáculo para algunos se convirtió en un premio para los otros.
La maroma
No fue la afluencia esperada pero eso no mermó un ápice la experiencia. Tras hacer un colchón para los afectados por el clima, la Orquesta Pasatono hizo suyo el escenario para abrir los festejos. De la mano de Rubén Luengas (y de la voz de Édgar Serralde) la orquesta fue acogida con cariño desde el inicio.
Provenientes desde la Mixteca oaxaqueña (donde van tocando de pueblo en pueblo y además realizan una loable labor de enseñanza musical), la agrupación presentó Maroma, su más reciente disco (Corasón 2014), y la conexión fue inmediata. Obertura Maromera creo un eslabón que habría de servir de guía durante todo el concierto.