“Mi esposo, Raúl, le puso de nombre El Bajío a nuestro restaurante, precisamente porque él era oriundo de Michoacán, de Cotija, en específico. Es por eso que también nos especializamos desde un inicio en la preparación de las típicas carnitas.
Cuando él murió, una de las cosas que me pidieron mis hijos es que no fuera a cambiarle de nombre al restaurante, y así se ha mantenido después de más de 40 años, con mucho orgullo”, dice Carmen Ramírez Degollado, “Titita”, la ilustre cocinera y restaurantera veracruzana, de Xalapa para ser más exactos, que este año, precisamente será motivo de un homenaje en la capital de Michoacán, en el marco del festival Morelia en Boca, que llega a su cuarta edición.
Al vuelo de su ímpetu, de su enjundia, de su energía para hacer de la cocina una devoción y un ejercicio cotidiano de exaltación de una identidad, además de un orgullo, la trayectoria de Carmen Ramírez Degollado emblematiza la historia de muchas mujeres en México que han mantenido e impulsado a una familia a través del trabajo en torno al fogón, con toda esa suma implícita de valores y compromisos que fundamentan y hacen correr los aromas y los sabores de nuestras cocinas tradicionales.
Viuda todavía muy joven, Carmen supo llevar adelante la gran empresa que significó y sigue significando El Bajío: epopeya femenina en un mundo de hombres con el mérito indiscutible de además haber sostenido y fortalecido a una nueva generación en torno a ella.
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