La economía china dejó atrás los crecimientos anuales de doble dígito. Sin embargo, ha logrado estabilizarse y gana peso en el entorno global. De acuerdo con el Banco Mundial, el gigante asiático podría superar a Estados Unidos como la mayor economía del mundo en 2016. En tanto, el Fondo Monetario Internacional destaca que ha reemplazado a Japón como líder en Asia, al grado de que 10 países de la región dependen directamente de China.

 

De acuerdo con el análisis “Soft Growth, Soft Stimulus”, del banco suizo UBS, el llamado “mini estímulo” anunciado por el gobierno chino (venta de bonos por 24 mil millones de dólares, y otros 48 mil millones extra para financiar infraestructura), ha contribuido a estabilizar la actividad de la inversión nacional.

 

El llamado “mini estímulo” de China propició que el gasto en infraestructura aumentara, luego de ser golpeado hasta dos veces en el mismo mes, también aumentaron los desembolsos de financiamiento para la vivienda social y la construcción, que junto con una relajación de los reglamentos de edificación, han logrado que la vivienda sea uno de los sectores que mejores resultados presentaron durante abril.

 

Otro de las medidas adoptadas por el gobierno chino fue que los impuestos a las pequeñas empresas fueron recortados. También impulsó planes de desarrollo regional y la apertura de nuevos sectores a la inversión privada.

 

Sin embargo, la producción industrial creció un 8.7%, menor de lo esperado en abril, un poco más suave que lo registrado en marzo de 8.8%. Aunque el crecimiento de las exportaciones se recuperó ligeramente en abril, la demanda interna se mantuvo suave, arrastrada por la desaceleración en curso.

 

El documento afirma que aunque las medidas de “mini estímulo” del gobierno han contribuido a estabilizar la actividad de la inversión nacional, que todavía tienen que revertir en general el ritmo de crecimiento debilitamiento de China.

 

Por otro lado, los indicadores de minería y manufactura de inversión también están estancados. La desaceleración podría haber sido más profunda si no fuera por la inversión en infraestructura, que creció 21%, un ritmo más sólido.

 

El pasado lunes, el presidente de China Xi Jinping advirtió a la población que “debe acostumbrarse a un crecimiento económico menos acelerado”, descartando toda posibilidad de un aumento en la intensidad del estímulo económico.

 

El banco central de China pidió a bancos comerciales que agilicen la concesión de créditos inmobiliarios y fijen las tasas hipotecarias a niveles razonables, lo que subraya la preocupación de que cualquier deterioro fuerte del mercado de la vivienda podría ejercer más presión sobre la segunda economía más grande del mundo.

 

Otro de los indicadores que presentó un ritmo de crecimiento lento, fue la inversión en activos fijos, que creció un 17.3% en los primeros cuatro meses del 2014 frente al mismo período un año atrás, a su ritmo más débil desde que el Gobierno comenzó un nuevo método estadístico en el 2011.