JERUSALÉN. El ex primer ministro israelí, Ehud Olmert, que escuchó la sentencia de pie, en silencio y con la cabeza gacha, dijo que apelará la sentencia ante el Tribunal Supremo, y podría no tener que entrar en prisión hasta que esa corte pronuncie su fallo.

 

Si no fuera así, el político -que nada más concluir el juicio se escabulló por la puerta de atrás sin pronunciar palabra más allá de un saludo- tendría que entrar en prisión el primero de septiembre.

 

El tribunal consideró probado que el exregidor y exjefe de Gobierno aceptó 500.000 shekels (1.8 millones de pesos) de los promotores del proyecto “Holyland”, un complejo de miles de viviendas de lujo que se erige en un cerro del sur de Jerusalén.

 

Olmert tuvo que dimitir como primer ministro en 2008 por ese y otros escándalos y añadió que apelará la decisión ante el Tribunal Supremo.

 

“Estoy seguro de que esta instancia verá la imagen con una perspectiva más amplia y llegará a la conclusión de que nunca he aceptado sobornos directa o indirectamente, ni para mi familia ni allegados. Esa es la única verdad”, afirmó Olmert, citado por la prensa local.

 

Según la investigación, el dinero fue a parar a manos de uno de sus hermanos fuertemente endeudado, pero la fiscalía y el juez lo entendieron igualmente como un soborno al interpretar que fue hecho por invitación y conocimiento de Olmert, lo que este rechaza.

 

Esta es la primera vez en la historia de Israel que un primer ministro es condenado a prisión.

 

La defensa calificó de “dura” e “injusta” la sentencia, ya que en su opinión el veredicto de culpabilidad se sostiene sólo en suposiciones y sospechas, y confirmó que el equipo jurídico apelará.

 

Al inicio del proceso, el letrado de la Fiscalía, Yonatán Tadmor, ya defendió que la condena debía ser dura y ejemplarizante a fin de disuadir a otros dirigentes de que se involucren en casos de corrupción.

 

Los abogados de la defensa argumentaron, entre otras alegaciones, que la condena de su cliente es desproporcionada respecto a otros casos de funcionarios israelíes que han sido condenados recientemente por corrupción.

 

El caso “Holyland” estalló después de que Olmert, de 68 años, abandonara formalmente la jefatura del Gobierno israelí a principios de 2009, a la que llegó por primera vez en 2006 por la incapacidad física de su predecesor, Ariel Sharón, víctima de un derrame cerebral.

 

El político fue entonces llevado a juicio por otros casos: en el primero fue declarado inocente de recibir sobornos por una corte de Jerusalén en 2012; y en el segundo, culpable de abuso de poder por el nombramiento de un allegado a un cargo público que requería un concurso.

 

La Fiscalía cerró ese año otro caso contra Olmert que se remonta a cuando fue ministro de Industria y viceprimer ministro, cargos desde los que supuestamente aprovechó su estatus para beneficiar a activistas del Likud.

 

Sentencia entristece a Israel

 

El presidente israelí, Simón Peres, dijo que es “un día triste” por la condena a seis años de prisión al ex primer ministro Ehud Olmert por corrupción, pero subrayó que se trata de “un procedimiento legal que es común en los Estados democráticos”.

 

“Personalmente, es un día triste, pero un proceso legal no debe estar afectado por intereses personales”, afirmó Peres, quien se halla de visita oficial en Noruega y al que cita la prensa local.

 

En esta línea, el líder de la oposición, Isaac Herzog, declaró que “es un día triste para todos aquellos que conocen personalmente a Olmert desde hace años”, pero “prueba que en Israel existe un sistema de justicia libre e independiente en el que todos los ciudadanos son tratados por igual”.

 

Para el partido ultranacionalista Bayit Yehdui (Casa Judía), miembro de la actual coalición de Gobierno, es “un día triste para los ciudadanos de Israel, pero importante para el Estado”.

 

“Se ha demostrado una vez más que no existe el favoritismo, ni siquiera para sus ciudadanos importantes. Es un día en el que todo el mundo debe mirar en su interior”, señaló en una declaración divulgada por la edición digital del diario “Yediot Aharonot”.

 

El ministro de Finanzas y líder del partido de centro Yesh Atid (Hay Futuro), Yair Lapid, opinó que es una jornada de duelo para la democracia y para él como persona, pero fundamental para la justicia.