Es un virus común, casi nunca dañino, pero si confluyen ciertas circunstancias desafortunadas, puede ser devastador para los bebés cuando sus madres lo contraen estando embarazadas.

 

Daño cerebral, sordera y otros defectos de nacimiento están entre los problemas potenciales, que surgen cuando las mujeres transmiten inadvertidamente el virus en la matriz. Como estas complicaciones son inusuales, la gente nunca ha escuchado del citomegalovirus (CMV).

 

Especialistas en enfermedades infecciosas, familiares de niños afectados y ahora algunos legisladores en Estados Unidos están tratando de concientizar sobre el virus.

 

Erica Steadman supo del CMV el año pasado, cuando su hija Evelyn nació con una cabeza pequeña y posible daño cerebral. La bebé es sorda y es posible que enfrente problemas de desarrollo.

 

“Es muy devastador para nosotros. Hice todo lo que se supone que tenía que hacer estando embarazada para asegurarnos de que fuera sana y no supimos nada de esta única cosa”, relata Steadman. “Tuvimos que enfrentar las consecuencias de eso”.

 

El CMV está relacionado con gérmenes que causan herpes genital, herpes labial y varicela. Se contagia al contacto con fluidos de una persona infectada. Las infecciones por lo general son silenciosas, pero pueden causar dolor de garganta y fatiga.

 

Sin embargo, el virus puede ser peligroso para las personas con sistemas inmunes débiles, como en el caso de los pacientes con VIH y personas que les han trasplantado órganos. También puede interferir con el crecimiento cerebral del feto.

 

Las posibilidades de contagio al estar en gestación son pequeñas y las posibilidades de transmitir el virus en útero son todavía menores. De unos 4 millones de nacimientos en Estados Unidos, alrededor de 30 mil bebés —menos de 1%— nacen infectados con citomegalovirus. Unos cinco mil de esos bebés tendrán problemas permanentes relacionados con el virus.