Sao Paulo, sede del partido inaugural de la Copa del Mundo, atraviesa una histórica crisis de agua. La reserva acuífera de la Cantareira, aproximadamente a dos horas de la urbe, ha perdido el 80% de su capacidad en comparación con el 2013.
La falta de lluvia muestra en el paisaje fosas agrietadas, pues la zona ha recibido sólo el 25 por ciento de sus promedios históricos.
El gobierno de Brasil emprendió en marzo un plan de emergencia para acceder al agua subterránea, que estiman durará seis meses más de líquido. Sin embargo, el turismo consumirá gran parte de esa reserva.
Sao Paulo, ciudad que encabezó las protestas del pasado 15 de mayo en contra del Mundial y mejores condiciones de vivienda, tiene una población de 11.8 millones más una zona metropolitana estimada en 19 millones.
“Lo que queremos es exigir más derechos a los trabajadores para que tengan acceso a la vivienda y denunciar los efectos que tiene la Copa para la población más pobre”, expresó Guilherme Boulos, dirigente del Movimiento de Trabajadores Sin Techo.
Además de estos problemas, la casa del Arena Corinthians, atraviesa un año electoral. También llamada la capital política, es gobernada por el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) y cuyo múltiple gobernador, Geraldo Alckmin, perdió en la reelección de Lula da Silva, en 2006.
“Va a ser difícil, sí, pero es necesario racionar desde ahora para que la poca agua que tenemos podemos utilizar de manera sostenible. “
Paulo Costa, analista ambiental