Hace casi 20 años que las semillas genéticamente modificadas comenzaron a sembrarse comercialmente en México, siendo el algodón el primer cultivo transgénico que se liberó en el país. Hoy en día es el principal y, sin embargo, dos terceras partes del consumo nacional de este producto son importadas.

 

En 1996 se concedieron los primeros permisos para la siembra comercial de algodón transgénico en México, y a la fecha 96% de la producción nacional de este cultivo se realiza con semillas modificadas genéticamente, no obstante 70% de la demanda interna se satisface con producto de países como Estados Unidos e India, de acuerdo con cifras de AgroBio.

 

Uno de los argumentos más recurridos por quienes están a favor del uso de transgénicos en el campo mexicano es que estas semillas elevan la productividad y reducen la dependencia alimentaria de los países que lo utilizan, sin embargo, en casi dos décadas México está lejos de ser autosuficiente en su principal cultivo transgénico.

 

“La producción se ha elevado mucho, pero aún no somos autosuficientes. El principal motivo está en que no hay organización agrícola en el país, hace falta una estrategia para impulsar la productividad e incentivar a que más estados cultiven algodón, sólo así podemos terminar con la dependencia al menos de este producto”, señaló Jorge Antonio Medina, presidente del Consejo Nacional de Productores de Algodón.

 

El productor dijo en entrevista que de implementarse un plan en el que entre otras acciones se impulse a 10 entidades a cultivar algodón, además de los siete estados que ya lo hacen, se podrían producir casi tres millones de pacas en los próximos dos años, lo que no sólo haría al país autosuficiente, sino también exportador, meta proyectada para 2020 por el Comité Nacional Sistema Producto Algodón.

 

Actualmente, en México hay cerca de 12 mil productores de algodón, principalmente en los estados de Baja California, Chihuahua, Sinaloa, Sonora, Tamaulipas, Coahuila y Durango, y con este proyecto se incorporaría a Baja California Sur, Nayarit, Michoacán, Guerrero, San Luis Potosí, Veracruz, Oaxaca, Chiapas, Campeche y Yucatán a la cadena productiva.

 

Pese a que sólo dos productos transgénicos se cultivan en la República, el país ocupa el lugar 16 a nivel mundial y el sexto en América Latina en este tipo de producción con alrededor de 200 mil hectáreas sembradas con semillas genéticamente modificadas

 

Pero la dependencia no se ha abatido. Tan sólo en la soya, México produce 247 mil 500 toneladas al año, con valor de 1.7 millones de pesos, pero importa 3.4 millones de toneladas que equivalen a 1.9 millones de dólares, de acuerdo con la Sagarpa.

 

No obstante, el estudio Impacto Global de los Cultivos Biotecnológicos 2013, de la consultora inglesa PG Economics, reveló hace unos días que los cultivos transgénicos de algodón y soya en México generaron beneficios económicos a sus productores por 141.6 millones de dólares entre 1996 y 2012.

 

En dicho periodo, el campo sembrado con algodón transgénico se ha incrementado de manera notable. Tan sólo entre 2010 y 2012 se pasó de 107 mil hectáreas de este cultivo a más de 191 mil y, de acuerdo con proyecciones de AgroBio, se podría llegar a 500 mil hectáreas en 2016.

 

“No tengo duda de que el impulso de transgénicos tanto para el sector agroalimentario como el de otros productos impulsará la productividad y con ello, se alcanzará la autosuficiencia del país. El ejemplo del algodón es claro, ya que antes de 1996 producíamos 4.5 pacas por hectárea, hoy en promedio son siete, aunque hay productores que alcanzan entre ocho y 10, lo que asegura ganancias invariablemente de que los costos suban o bajen”, concluyó Medina.