Resulta, por decir lo menos, insultante el constatar en los medios de comunicación el nivel de corrupción que existe en México a nivel de sindicatos; gobiernos municipal, estatal y federal; justicia, legislativo y en muchos otros frentes.
Y lo insultante de esta realidad nacional se convierte en cínicamente ofensivo si se observa cómo se hace política en México otorgando pensiones vitalicias a Magistrados cuya labor, también por decir lo menos, ha sido severamente dudosa, parcial, amañada y servil. O las dietas famosas de los legisladores y sus millonarias prestaciones.
Y la nueva generación de gobernantes arrastra el lápiz y ven que las cuentas no salen. Que el dinero no alcanza. Y es ahí donde se habla de la necesidad de recaudar más impuestos. ¿A quiénes? Pues a los mismos de siempre: a los contribuyentes cautivos.
Recaudar más para pagar pensiones a Magistrados (que se dice administran justicia con base en intereses), dietas y prestaciones a legisladores (que se dice dictaminan en función de intereses partidistas y de grupo), sueldo a burócratas (donde se dice hay duplicidad de funciones y una lista inmensa de ‘aviadores’), gasto propagandístico obsceno para promover imagen de servidores públicos ambiciosos de poder.
Ya no hablemos de que es necesario recaudar más para pagar la contratación de obras, servicios, equipamiento, etcétera cuyos costos reales son de 10 y que, por ingeniería de compra pública se deben facturar en 100 para que el director de compras y secuaces se lleven su debida comisión por seleccionar tal o cual proveedor.
Así sangra el presupuesto federal. Así sangra gracias a las bondades anticoagulantes de la corrupción. Por eso es necesario pagar más impuestos. Que en Estados Unidos y diversas ciudades de Europa se pagan más impuestos es cierto, pero las reglas fiscales sí se sustentan en el principio de justicia y equidad.
Pero sobre todo en esos países el ciudadano ve de regreso sus impuestos en educación, en limpieza, alumbrado, áreas verdes, seguridad, servicios de salud todo bajo el valor de calidad.
En México, además de los impuestos formales, existen impuestos informales para solventar necesidades básicas que el gobierno es incapaz de ofrecer en reciprocidad al pago de impuestos: el pago de colegiatura privada para acceder a educación de calidad, y contratación de seguridad para minimizar -que no eliminar- riesgos asociados al crimen.
Los pobres delegados de las demarcaciones del Distrito Federal tienen que descuidar áreas verdes, reconstrucción de banquetas, reencarpetado asfáltico, vigilancia contra el vandalismo porque los muy infelices no cuentan con presupuesto del Gobierno capitalino.
Entonces, sus oscuros negocios con vendedores informales (que no pagan impuestos), con las mafias del transporte público (que son una plaga nociva a la vista y una amenaza a la integridad de la gente), con las bandas del crimen organizado (en especial narco menudeo y roba autos)… ¿Ese dinero entonces no debería regresarse a cada delegación?
El tener una pobre educación garantiza la formación de gente pobre. De gente sin capacidad real de conocer otras ciudades del mundo. De comparar la infraestructura de su país con la de otras naciones. De darse cuenta que exigirle a los gobernantes que el dinero se regrese en servicios hace que las ciudades no se vean grises, polvosas, llenas de basura, con prados secos…
De descubrir que la educación y el civismo es la raíz de todas las bendiciones del convivio social. Que un letrero rojo con la instrucción: alto, es suficiente para detener el coche. Que no es necesario poner un tope debido a que quien no respete esa señal un policía incorruptible hará valer la Ley llevando al infractor a la Corte.
Este no es un comentario clasista ni intolerante a la gente con educación pobre. Conozco mucha gente que, siendo producto del sistema educativo público, son gente con valores y vocación de trabajo responsable y serio pero no gracias a la SEP, gracias a los valores de sus familias.
¿Cuándo será el día que los ciudadanos todos… la mayoría… interpongamos una demanda colectiva contra delegados, legisladores, gobernadores, funcionarios públicos y autoridades federales para que los magistrados nos dejen saber que sus virtudes están al servicio de los mexicanos y por eso merecen lo que los políticos les han dado?
VENTANA
En México, además de los impuestos formales, existen impuestos informales para solventar necesidades básicas que el gobierno es incapaz de ofrecer en reciprocidad al pago de impuestos: el pago de colegiatura privada para acceder a educación de calidad, y contratación de seguridad para minimizar -que no eliminar- riesgos asociados al crimen