Como si se tratara de una megamanifestación en contra de la Unión Europea, desde ayer y hasta el domingo cuatro de cada 10 ciudadanos pertenecientes a 28 países comunitarios saldrán a las calles a protestar a través del voto. Para los europeos, las cuentas pendientes son: la crisis del euro, el desempleo “justificado” por el trasvase de fuentes de trabajo al segmento de los inmigrantes, los recortes de gasto público traducido en la disminución de la oferta en servicios (austercidio), el congelamiento en las pensiones, la desafección política y la suma de directivas comunitarias (burocracia) que “entorpecen” la vida diaria de los eurociudadanos.
El estado de salud de la política europea puede ser extrapolado al mundo entero. ¿Qué es la democracia? El paraíso de los hacedores públicos es cosa del pasado. Muchos se preguntan por las actividades de los eurócratas. ¿Qué hacen? El activo histórico de la Unión Europea, es decir, su razón de existir, no puede ser ya el orgullo que la potencie. Reinventarse para acercarse a los ciudadanos ha sido el sentimiento desde los tiempos de Manuel Marín en la Vicepresidencia de la Comisión. Pero pasan los lustros y el rasgo de la UE es el económico: la troika.
Los dos grandes y tradicionales grupos políticos verán las elecciones en blanco y negro: los socialdemócratas y los demócratacristianos, acostumbrados a votar en el Parlamento de Estrasburgo en el mismo sentido (entre 2009 y 2014 lo hicieron en 70% de los casos) se enfrentan a las peores expectativas de voto desde que nació el europarlamento. De lado de los bárbaros, quienes festejarán el ascenso en el número de escaños, verán en HD el resultado de los comicios.
De manera paradójica, los partidos antieuropeístas tendrán más espacio en el Parlamento Europeo. Por ejemplo, Nigel Farage, líder del Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP) propone la salida británica del club comunitario. Califica a sus instituciones como burocráticas y opresoras. Por lo pronto, ya obligó a David Cameron a lanzar la promesa de un referéndum, Si o No a la permanencia de Gran Bretaña en la UE. Cameron sintió que su partido va a pique mientras observa el ascenso de Farage. En Holanda, Geert Wilders (Partido de la Libertad) es un cruzado, reconoce que su rasgo xenófobo es el que más presume, no soporta a la Unión Europea y en varias ocasiones, en actos públicos, ha realizado una especie de performance en el que corta una estrella de la bandera de la UE (12 estrellas) para ejemplificar su intención de sacar a los Países Bajos del club comunitario.
Marine Le Pen y su Frente Nacional, creado a imagen y semejanza de su padre Jean Marie, que desea la desaparición de África para evitar la migración, ganará más votos que los socialistas y los conservadores. Los Le Pen no sólo desean la muerte de los africanos, también del euro. Serán ellos quienes le saquen jugo a la crisis francesa que se observa en los más de dos millones de desempleados y en los recortes del gasto en 50 mil millones de euros durante los próximos cuatro años.
En España no hay partidos xenófobos aunque el Partido Popular no les cierra la puerta a sus seguidores. El domingo, el interés estará centrado en Cataluña donde por primera ocasión los del partido independentista Esquerra Republicana de Catalunya obtendrán un número de votos superior a Convergència i Unió y con ello el presidente Artur Mas confirmará que su futuro político se acabará muy pronto, cuando el gobierno de Rajoy le doble la mano para impedirle que realice la consulta independentista (9 de noviembre), en ese momento, Mas convocará elecciones y, sin parangón alguno, veremos en la presidencia de la Generalitat a ERC.
En Italia, lo único que se sabe es que no se ha logrado recuperar del tsunami Berlusconi. Arrinconado, el ex Cavaliere no se cansa de lanzar dardos envenenados a sus enemigos.
El grupo de protesta mayoritario no es xenófobo, en realidad es antipolítico. Sus rasgos pertenecen a una ONG y no a un partido político. ¿Qué harán los integrantes de 5 Estrellas, encabezado por el cómico Beppe Grillo, cuando ganen el escaño en Estrasburgo?
El Vlaams Belang flamenco agrega la homofobia a sus principios xenofóbicos. Tener miedo vende. Sobre los valones poco quieren saber. Sólo se autoproclaman como los auténticamente trabajadores en Bélgica. La independencia es su deseo.
No tengo la menor duda de que el modelo político del siglo pasado más exitoso fue el de la Unión Europea. Pero los resultados de las elecciones que en este momento se celebran, tendrán que preocupar a los eurócratas. Porque los enemigos de Europa tomarán el Parlamento Europeo.