Como la victoria tiene muchos padres, el triunfo electoral de Gustavo Madero ya adelantó la carrera por la candidatura presidencial panista del 2018 como si los votos para el regreso del PAN al poder fueran sólo los de los pocos militantes del domingo pasado.
Madero termina su gestión a finales del 2015, luego de operar el reparto de candidaturas legislativas y de perfilar candidatos a gobernadores, además de ver cómo quedaría la bancada panista en la Cámara.
Los mensajes panistas de las elecciones internas son pocos pero determinantes:
1.- El PAN de Madero buscará primero la recuperación del panismo, luego de haber perdido el partido con las gestiones presidenciales de Vicente Fox y Felipe Calderón, los dos sin proyectar al panismo.
2.- La clave de la reelección de Madero se localiza en la reconfiguración de las alianzas panistas.
3.- Por lo pronto, el PAN nunca pensaría en un candidato presidencial para 2018 que hubiera militado en el PRI; una cosa fue que ex priistas hayan encontrado cargos legislativos y de gobiernos estatales y otra que el PAN lleve a un ex priista a Los Pinos.
4.- Las posibilidades de una alianza del PAN con el PRD se darán a nivel de gobiernos estatales pero no en las presidenciales; el PRD sigue siendo un partido de tribus y llegará al 2018 fracturado por el partido-movimiento de López Obrador.
En este escenario, las elecciones internas del PAN de ninguna manera perfilaron señales para las presidenciales del 2018 porque el partido tendrá que pasar por la aduana de las legislativas del 2015, los gobiernos en disputa y los reacomodos de grupos panistas.
Eso sí, ya se apuntaron tiradores a la candidatura presidencial por el sólo hecho de haber influido en la victoria de Madero en algunos estados. Uno de los más movidos es el gobernador de Puebla, el ex priista Rafael Moreno Valle. Sin embargo, el poblano es una figura local que ha tenido algunas victorias pero no ha logrado salir de su territorio, con el dato de que en las encuestas nacionales tiene un conocimiento bajo.
Puebla será un buen laboratorio político, pero con efectos estatales y no nacionales. El gobernador Moreno Valle ha tomado el control del PAN y ha colocado a su secretario de Gobierno en el PRD, pero el PRI local se enfila a una reconstrucción fuerte porque está entre las prioridades del presidente Peña Nieto.
De todos modos, el PAN con Madero se reorganizó en una poderosa estructura de poder político, partidista y de grupos internos que buscará consolidar una nueva élite panista y que negociará directamente con el PRI y con el gobierno federal. Si alguna señal dejó la victoria de Madero es la de su propia consolidación hacia dentro del PAN, hacia afuera y sobre todo hacia el mediano plazo.
Los grupos aliados a Madero fueron los verdaderos arquitectos de la victoria electoral interna; por tanto, el PAN se alejará de candidaturas individuales, individualistas o ajenas al panismo. El PAN regional se fortaleció en zonas que habían sido perdidas por el calderonismo. Por tanto, la candidatura panista para el 2018 será de estructura, no personal ni vistosa o de encuestas o popularidades efímeras. Es decir, no habrá un fenómeno tipo Peña Nieto en encuestas.
En todo caso, al interior del PAN han comenzado a ver con desconfianza los posicionamientos mediáticos de presuntos responsables de la victoria de Madero con miras a autoperfilarse para la candidatura presidencial del 2018, cuando no se define aún el papel del PAN en las legislativas y estatales de 2015-2017.