La quinta ronda de negociaciones comerciales de la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión (TTIP, por sus siglas en inglés) concluyó con una mezcla de realismo y optimismo de cara al ambicioso pacto comercial entre la Unión Europea y los Estados Unidos que se llevó a cabo en Arlington, Virginia, del 19 a 23 mayo pasados.
Sin embargo el tratado, que estiman representaría 50% del Producto Interno Bruto Mundial, no se aprobará antes de 2016. Incluso, el primer borrador que preveían para finales de este año se prorrogó para fines de 2015.
Aún así los sectores que avanzaron en este encuentro son el automotriz y el energético, así como los estándares de protección medioambiental, laboral y de desarrollo sostenible.
La oportunidad para eliminar aranceles que limitan el comercio Estados Unidos y la Unión Europea no ha sido bien vista por la población de Europa luego de que se filtrara un borrador en marzo y obligara al continente a hacer un consulta pública que calificaron de “falsa democracia”.
La idea de privatizar los bienes y servicios, la contratación pública e incluso la sanidad de los ayuntamientos, no ha sido bien recibida entre sus retractores quienes acusan que el tratado beneficia sólo a las grandes empresas y deja de lado los derechos civiles de sus pobladores.
Al respecto, Angela Merkel abogó por un “diálogo abierto” y por transparencia durante las negociaciones para atraer a la sociedad civil y pidió a los críticos que tengan en cuenta el número de puestos de trabajo que se prevé que el TTIP pueda llegar a crear en Europa.
En esta ronda de negociaciones figuraron personalidades como la Karel de Gucht, comisario europeo de Comercio que está siendo investigado por defraudar con 900 mil euros a las autoridades fiscales belgas y Michael Froman, representante de Comercio, también acusado de recibir más de 4 millones de dólares al dejar CitiGroup al adherirse a la administración de Barack Obama.