Si eres fanático de los zombies o Alien quizás esto te interese. Te darás cuenta que no estamos tan lejos de que esta ciencia ficción sea una realidad en el mundo, pero si los gusanos te causan algún tipo de fobia o repulsión, tal vez deberías dejar de leer esto.

 

Así de interesante es una especie de gusanos nematomorfos, mejor conocidos como “pelos de caballo” por lo finos y largos que son -hay los que alcanzan los dos metros de longitud- y tienen la capacidad de habitar a su “anfitrión” y modificar su comportamiento, hasta “literalmente” provocar su suicidio.

 

Lo peculiar es que los hacen caer en lugares con agua hasta que se ahogan y una vez logrado este cometido, los abandonan.

 

Algunos de estos casos han sido documentados en video:

 

 

De acuerdo con el portal ABC, estos gusanos viven y ponen sus huevos en todo tipo de aguas por lo que es común encontrarlos en albercas y cisternas; sin embargo, para que sus huevos puedan eclosionar buscan un lugar húmedo como el cuerpo de insectos e invertebrados como cangrejos, mantis religiosas, escarabajos o grillos de quienes se alimentan hasta que crecen.

 

Es en este punto, donde ya alcanzaron su tamaño adecuado para comenzar a nadar que es cuando al abandonar a su “hospedador”, lo incitan a que caiga al agua para que muera ahogado y así el gusano sale del cuerpo para nadar.

 

Aunque de acuerdo con algunas investigaciones, aún se desconoce si este cambio en el comportamiento se debe a la acción de las hormonas o bien porque induzcan la desecación del animal y aumenten así la necesidad de este de acercarse al agua.

 

Otros parásitos que también convierten en “zombies” a animales

 

Strepsiptera

 

De acuerdo con el sitio ojocientifico.com, esta es de las especies más extrañas del mundo, su “modus operandi” lo realiza principalmente la hembra, la cual se introduce en la cabeza de insectos como moscas, abejas y mantis religiosas, donde se abre paso para respirar y expulsar las feromonas necesarias para que el macho la encuentre en el aire.

 

Una vez que el “huésped” emiten las feromonas obliga a su “anfitrión” quedarse inmóvil hasta que el macho la fertiliza. Durante unas dos semanas, el parásito continúa allí dentro, modificando por completo el comportamiento del insecto. Cuando finalmente nacen las crías, el insecto vomita toda la camada en flores, donde probablemente conseguirán meterse en otro insecto.

 

Leucochloridium

 

Este parásito tiene forma de larva y logra desarrollarse por completo en las aves aunque comienza su proceso introduciéndose en caracoles. Al controlar a este animal busca introducirse en el cuerpo de un ave a como de lugar. Por ello, una vez que controla al caracol lo arrastra a zonas abiertas y soleadas, algo que jamás haría por su propia cuenta, pues por naturaleza buscan la sombra.

 

Una vez allí, al descubierto, el parásito abre un agujero en la cabeza del caracol o se mete en sus tentáculos oculares y desde allí estira su cuerpo para simular la apariencia de un gusano o una lombriz. Con medio cuerpo afuera, el parásito se sacude constantemente para llamar la atención de las aves, que ahora querrán atraparlo.