RÍO DE JANEIRO. Las huelgas en servicios públicos ponen en jaque al gobierno de la presidenta Dilma Rousseff y a la Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA).
Los trabajadores del Metro de Sao Paulo lanzaron sin temeridad alguna la fecha 5 de junio como el momento para parar máquinas.
El Sindicato de los Operarios de Metro, que reivindican un aumento salarial del 35.47 % frente al incremento del 7.8% propuesto por la Compañía Metropolitana de Sao Paulo, tomó dicha decisión en una asamblea realizada en la capital paulista, sede de seis partidos del Mundial, entre ellos el inaugural del 12 de junio.
El Sindicato no informó si la huelga se extenderá más días y afectará el transporte de pasajeros durante la competición de la FIFA.
“Nosotros no escogimos la fecha del Mundial, pero la proximidad del Mundial crea una presión enorme sobre el Gobierno de Sao Paulo y sobre el tribunal, por lo que la huelga tiene que ser el día 5”, afirmó el presidente del sindicato, Altino Prazeres.
En caso de que los operarios decidieran mantener el paro, éste comenzará la víspera del partido amistoso entre Brasil y Serbia en el estadio mundialista Arena Corinthians de Sao Paulo y una semana antes del inicio del torneo.
Por lo que respecta a otras huelgas, las ciudades de Río de Janeiro, Salvador, Florianópolis y Sao Luis volvieron a padecer huelgas de transporte en demandas de mejores salarios.
En todos los casos, las paralizaciones han sido convocadas por conductores que se han rebelado frente a sus propios sindicatos y rechazado acuerdos salariales alcanzados por estos con las empresas, pues consideran que los aumentos consensuados son inferiores a los que se reclamaban en las negociaciones.
En Río de Janeiro, que será sede de la final del Mundial el 13 de junio próximo, la huelga era parcial y no contaba con la adhesión de todos los trabajadores.
En Salvador, otra de las doce sedes de la gran cita del fútbol, la paralización se sentía con más fuerza por segundo día consecutivo y, según cálculos oficiales, cerca del 70 % de la flota no salió a la calle, con lo cual se cumplía una determinación judicial que obliga a garantizar al menos el 30 % del servicio.
Los pocos autobuses que circulaban en esa ciudad del noreste de Brasil eran escoltados por patrullas de la policía, que intentaban impedir que, como en otras jornadas de huelgas, los vehículos fueran apedreados por trabajadores que respaldan la protesta.
En Florianópolis, capital del estado de Santa Catarina, las autoridades informaron que la huelga tenía una fuerte adhesión, lo que se intentaba minimizar con la incorporación al servicio de transporte público de unas 200 camionetas de la municipalidad.
Sao Luis, capital del estado nororiental de Maranhao, sufría su segundo día de huelga de transporte y la paralización tenía durante la mañana de hoy un respaldo casi unánime de los conductores.
Las huelgas de transporte han arreciado en las últimas semanas y las autoridades las atribuyen a un intento de los trabajadores de aprovechar la “visibilidad” que el Mundial de fútbol le garantiza a sus reivindicaciones salariales.
La ola de huelgas promete mantenerse en los próximos días, para cuando ya han anunciado paralizaciones, entre otros sindicatos, el que agrupa a los obreros del Metro de Sao Paulo, ciudad más poblada del país y donde la protesta ha sido anunciada para el 5 de junio, diez antes de la inauguración del Mundial. EFE