Aunque en las últimas dos décadas, la desigualdad entre los más pobres y los más ricos ha disminuido, México es el segundo país de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) con mayores niveles de desigualdad.
El reporte “Todos a bordo: haciendo posible el crecimiento incluyente”, del organismo internacional, reveló que el ingreso promedio de la población más rica es 25 veces más alto que el de la población más pobre.
Gabriela Ramos, directora del Gabinete de la OCDE, señaló que esta brecha ha disminuido desde 1990, aunque sigue siendo muy alta en comparación con los 34 países miembros del organismo.
De acuerdo con el reporte, el promedio de desigualdad entre las naciones es nueve veces a una. No obstante, el estudio arrojó que en los países más igualitarios -como Noruega o Finlandia-, la diferencia de ingresos entre ambas clases económicas se está abriendo, en lugar de reducirse.
Las revisiones a nivel internacional señalan que desde la crisis económica de 2009, la brecha entre ricos y pobres aumentó 9.5 veces en tan sólo un año y no hay signos de que pueda disminuir.
Ante el panorama mundial, Ramos celebró que tanto México como Chile, los dos países más desiguales de la OCDE, vayan en sentido contrario a la tendencia internacional.
En conferencia de prensa, recordó que México se compara con los países más desarrollados del mundo, por lo que la desigualdad es todavía alta. No obstante, a nivel regional, la brecha es mucho menor que la de Brasil, a pesar de que ésta es la economía más desarrollada en América Latina.
La directora del gabinete refirió que los programas de transferencia monetaria condicionada, como Oportunidades y los similares que se aplicaron en sexenios anteriores, han contribuido a mejorar la situación económica de los más pobres en México.
En este sentido, el estudio dio a conocer que la clase media pasó de 39% a 44% del total de la población en los últimos 20 años. Es decir, ahora cuatro de cada 10 mexicanos tiene por lo menos 10 dólares diarios para vivir.
Ramos indicó que el engrosamiento de la clase media implica un crecimiento para el país a largo plazo, pues este sector de la población busca que los hijos tengan “una mejor vida que sus padres”.
Por lo tanto, si los niveles de ingreso aumentan, también crecerán los niveles de educación y salud, lo que significara una mayor esperanza de vida. Datos de la publicación indican que una persona de 30 años con estudios universitarios vivirá seis años adicionales al promedio y tendrá un mejor estado de salud que una persona con menos estudios.