DALLAS, Texas.- Jesús Corona se veía preocupado. El portero del Cruz Azul es de esos tipos de apariencia desenfadada. Igual que se desenvuelve en la cancha, se le ve fuera de ella. Pero ayer algo había cambiado. Con el collarín con el que salió del hospital por la noche, se le veía inseguro.

 

“Sí me preocupé. Recordé hace dos años que me pasó algo parecido”, contó mientras era acosado por los aficionados que se dieron cita en la enorme terminal aérea de la ciudad. Sí, porque varias decenas de seguidores del equipo esperaron horas a llegaran para tener la oportunidad de acercárseles y pedirles autógrafos y fotos.

 

No todos eran seguidores locales. Estaba don Antonio, quien estuvo la noche del miércoles en el Estadio Azteca para verlos ganar a Israel y al medio día de ayer ya estaba en Dallas esperando a verlos llegar.

 

“Y los voy a segur e los demás partidos”, advirtió con orgullo y rodeado de varios miembros más de su familia, que se integraron a su aventura aquí.

 

Corona dijo que en su trabajo se está expuesto a este tipo de cosas. En su caso, esas y otras peores derivadas de su mal carácter. “Uno sabe a lo que se arriesga y así es esto. Pero lo positivo es que no me pasó nada más grave”, dijo.

 

Corona no puede entrenar con el equipo y eso lo tiene inquieto. Miguel Herrera, técnico de la selección, advirtió que cada uno de los porteros tendría un partido para ganarse el puesto en el tercero de esta mini gira por el país de las barras y las estrellas. El arquero que salga ante Portugal, será el que debute con México en el Mundial el próximo 13 de junio ante Camerún, a menos que un desastre ante el equipo de Cristiano Ronaldo obligue a algo deferente.

 

“Si Dios quiere mañana ya estaré entrenando con todos, como si nada hubiera pasado”, dijo Corona, pero era obvio que no lo decía con la seguridad o el desenfado de siempre. Está preocupado.

 

Herrera contó que el equipo terminó el juego muy nervioso por el destino de su arquero estrella. Pero a la mitad de la cena llegó, con un collarín, bien, y todos supieron que estaba sano y apto. “La verdad es que fue un alivio para todos nosotros”.

 

Platicó que Corona ya se sentía bien y que lo curioso era que sentía dolor en la cabeza, pero del otro lado de donde fue golpeado sin intención por Francisco Rodríguez. Vaya mala fortuna debe ser que si alguien de tu equipo te golpee sin querer, sea justo el más pesado de todos.

 

Y mientras los periodistas que se concentraron en la terminal para competir con los aficionados por acercarse a los seleccionados, hablaban con Herrera, la mayoría de los jugadores hicieron una especie de operación by pass y se escabulleron, entre ellos Guillermo Ochoa, quien no quiso detenerse a comentar la fortuna de su compañero en el arco.

 

Herrera aprovechó para despejar dudas: “Ochoa va a jugar ante Ecuador, se los digo para que no anden especulando”, dijo, dio un par de autógrafos más y se enfiló al autobús que los trasladó al hotel en el que se hospedan.

 

La selección trabajó por la tarde ligeramente y en privado, y hoy reconocerán la cancha del ATT Stadium, la casa de los Vaqueros de Dallas.