BARCELONA. No son tanto el tiempo, ni la distancia, los que separan a la bulliciosa Plaza de Cataluña, en el centro de esta ciudad, de los paisajes rurales del “Penedés toscano”, como bien suele definirlo el productor Josep Baeta, mientras conduce entre caminos vecinales que atraviesan viñedos, olivares, y se proyectan entre riscos y montes donde destacan fortalezas y torreones, coronados en muchos casos con la bandera catalana, con sus inconfundibles líneas rojas que recuerdan el mítico refrendo real a las proezas de Wifredo el velloso, héroe ideal de la identidad catalana.

 

Cuesta arriba, diversos manchones industriales, legado de los ímpetus del franquismo, rompen con la belleza natural de este paisaje, sin que desde luego pueda pasarse por alto la impertérrita majestuosidad de Montserrat. Con esa vista, y al vuelo de la historia del Velloso, o de los almogávares, símbolo del carácter y la enjundia catalanes, surgen también las notas de una epopeya más actual, que de igual modo refrendan la energía de esta nación.

 

collage

 

Lee la entrevista completa en nuestra revista digital VIDA+