Cuando Brasil fue elegido en 2007 para ser sede del Mundial de Futbol 2014, el país estaba en pleno boom económico, llamaba la atención de todo el mundo por ser el líder regional, pero siete años después y a unos días del inicio de este importante evento deportivo internacional, esa nación sudamericana perdió ritmo y vigor económico.
Hoy, Brasil enfrenta importantes presiones inflacionarias y tuvo que incrementar de manera significativa su deuda pública para construir toda la infraestructura necesaria para llevar a cabo el Mundial. Los analistas internacionales se preguntan si realmente ese país tiene la capacidad de responder al descontento público que sigue creciendo por el aumento del gasto público que no beneficia a la población.
“El país está enfrentando algunas manifestaciones que se han suscitado en las principales ciudades por aquellos sectores de la población local que desde hace varios años están intentando expresar un profundo descontento por algunas carencias que son cada vez más evidentes en materia de transporte, infraestructura, salud pública, educación, etcétera”, dijo Dejan Mihailovic Nikolajevic.
En entrevista con 24 HORAS, el profesor del Departamento de Estudios Sociales y Relaciones Internacionales del Tecnológico de Monterrey (Tec), comentó que cuando Luiz Inácio Lula da Silva estuvo en el poder de 2003 a 2010, la economía brasileña tuvo un boom importante y creció a niveles elevados con excepción del 2009, cuando la crisis financiera internacional afectó a todos los países.
Proyecciones de crecimiento
En 2010, último año de Lula da Silva en el poder, el Producto Interno Bruto (PIB) de Brasil creció a una tasa de 7.5%, antes de iniciar una caída con la llegada de Dilma Rousseff a la presidencia en enero de 2011.
Ese año, Brasil tuvo un crecimiento de 2.75% y en 2012 ni alcanzó siquiera 1%. Fue de 0.9%.
“Algunos analistas económicos y especialistas hablaban de desaceleración que se produjo en el contexto de una economía global que mostraba mejoras en sus tasas de crecimiento, e incluso fue una decisión importante para muchos inversionistas internacionales que dirigían su mirada hacia el mercado de Brasil”, explicó el académico.
Carlos González Tabares, director de Análisis y Estrategia Bursátil del Grupo Financiero Monex, prevé que para este año Brasil tendrá un crecimiento económico modesto de 1.6%, una estimación que se ha venido corrigiendo a la baja en los últimos meses, ya que en un principio las proyecciones de crecimiento eran del 2.5% para el 2014.
“Brasil presenta hoy presiones inflacionarias y durante el año, el gobierno ha venido aumentando las tasas de interés y las tasas de referencia con la finalidad de combatir precisamente la inflación. En la última reunión del banco central, decidieron dejar las tasas sin cambios con la finalidad de no afectar más el crecimiento económico”, señaló.
Sin embargo, se espera que el próximo año, o posiblemente después de que termine el Mundial y después de las elecciones, el banco central brasileño podría continuar con esta tendencia de alza de las tasas de interés para controlar las presiones inflacionarias que afecta el país.
“Actualmente, están en un proceso donde se presenta una debilidad económica con presiones inflacionarias”, comentó González Tabares.
¿Jugosas ganancias?
A todo esto, se agrega los 11 mil 500 millones de dólares que el gobierno brasileño tuvo que pagar para construir nuevos estadios, obras de infraestructura, aeropuertos y carreteras, lo que representó una carga importante para la economía nacional.
Eso es sin contar lo que Brasil debe invertir para las instalaciones de los Juegos Olímpicos que se llevarán a cabo en 2016 en Río de Janeiro.
No obstante, con este tipo de eventos internacionales, los países esperan a recibir jugosas ganancias. Brasil evalúa que las ganancias generadas por el Mundial podrían alcanzar entre 13 mil millones y 14 mil millones de dólares, es decir, ganancias netas de dos a tres mil millones de dólares, lo que no nada despreciable, estimó Dejan Mihailovic Nikolajevic.
“Sin embargo, habría que esperar cómo se va a ir canalizando (los recursos) para satisfacer las demandas de la población brasileña”, agregó.
Pero el Grupo Financiero Monex y la sociedad financiera UBS dudan que el Mundial beneficiará a la economía brasileña.
“Empezando con Grecia con eso de las Olimpiadas, se requirió un fuerte gasto gubernamental para hacer frente a los compromisos deportivos, pero el gasto implicó mayor deuda y no necesariamente se tradujo en mayores ingresos para el gobierno. Pareciera que hoy Brasil está en una situación similar, o sea, requiere mucha infraestructura, requiere mucha inversión, su infraestructura no es la mejor, y por otro lado, las finanzas públicas tampoco están en una mejor situación. Esto ha generado estas protestas en Brasil”, dijo Carlos González Tabares.
Un informe reciente de UBS señala que las Copas del Mundo y otros eventos deportivos tienen un impacto limitado en la economía de los países anfitriones.
Por ejemplo, el Mundial de Francia en 1998 y el de Alemania en 2006, no han tenido un impacto positivo en el turismo, en el empleo o en los ingresos, y UBS prevé que el impacto económico a mediano y largo plazo del Mundial 2014 podría ser menor para Brasil, debido al extenso territorio nacional y a la inversión que se limitó a ciertas ciudades y estados del país.
Corrupción desató descontento
Si bien Brasil estaba en pleno boom económico y vivía un momentum ante la inversión internacional que le permitió ganar la competencia para ser sede del Mundial, en el país empezó a surgir una serie de anomalías por actividades de corrupción en la contratación de las empresas para la construcción de los estadios, señaló el académico.
“Empezó a haber evidencias de los retrasos de las obras, desvíos de recursos públicos, prácticas de corrupción, etcétera. Eso provocó el aumento del descontento popular con mucho sentido social y de justicia. Reclaman que hay prioridad para la sociedad brasileña más allá del Campeonato Mundial de Futbol”, expuso.
Y esas prioridades son la salud pública, la educación, la red de transporte público que fueron las que sufrieron por las decisiones políticas de dar énfasis al evento deportivo internacional.
En un reciente informe de 140 páginas sobre la construcción del estadio de la Copa Mundial de Brasilia se detectó que la obra ha costado el triple de lo previsto, los auditores hallaron unos 275 millones de dólares en presuntos excesos de facturación.
Auditores alertan sobreprecios
Pronostican que una tercera parte de los costos se pueden atribuir a sobreprecios, la mayor porción de los 500 millones en gastos sospechosos que los auditores han alertado en relación con proyectos de construcción del Mundial hasta el momento.
El costo general de los 12 estadios –cuatro de los cuales los críticos dicen que se convertirán en elefantes blancos después del torneo porque las ciudades no los pueden mantener–, se ha disparado a cuatro mil 200 millones de dólares en términos nominales, casi cuatro veces el estimado en un documento de la FIFA de 2007 publicado pocos días antes que Brasil fuera elegida sede del Mundial, reportó la agencia de noticias AP.
“Brasil tiene hoy una situación complicada. Actualmente se dio un proceso de protestas porque están inconformes sobre todo con el alto gasto gubernamental por el Mundial y en un contexto en donde la situación económica no es sencilla”, sostuvo Carlos González Tabares.
“Los problemas actuales que acaparan la opinión pública de los medios tanto de Brasil como en el mundo, son porque el descontento popular está creciendo y las políticas de asistencia social no siguen mostrando los mismos resultados que hace años. Sin embargo, en materia de precios, algunos productos básicos han sufrido un aumento lo que ha afectado de manera significativa a la economía familiar, sobre todo en aquellas zonas que presentan índices de alta marginación y de pobreza”, agregó por su parte Dejan Mihailovic Nikolajevic.
Estas problemáticas económicas y sociales podrían jugar un papel importante para las elecciones presidenciales de octubre próximo, durante las cuales la presidenta Dilma Rousseff buscará reelegirse.
Y falta todavía los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en 2016 que necesitarán también importantes inversiones para las distintas infraestructuras que este evento deportivo necesitará.