Por advertencias de rompimiento no ha parado el perredismo.

 

Aquí hemos enunciado varias, pero agregamos más:

 

Un fin de semana, a mediados de mayo, Manuel Camacho invitó a varios amigos y gran parte de la cena se dedicó a analizar la situación del PRD.

 

Entre el anfitrión y los seis invitados se encontraba Marcelo Ebrard, quien ahí fue empujado a relanzarse como candidato a presidente frente al abanderado de Los Chuchos, Carlos Navarrete.

 

El balance fue agrio.

 

Los comensales describieron a un PRD en caída en la intención del voto en gran parte del país rumbo a las elecciones de 2015, con excepción de Michoacán y Guerrero porque ahí Silvano Aureoles y Armando Ríos Piter tienen estrella propia.

 

La crisis afecta al Distrito Federal, donde el perredismo se enseñoreó desde 1997, en la primera conquista de la Jefatura de Gobierno por Cuauhtémoc Cárdenas.

 

La plática derivó hacia “el efecto Mancera”, considerado por algún ocurrente “el defecto Mancera”.

 

Ebrard, narra un asistente, tiene claras las razones del desplome amarillo: el aumento a cinco pesos en la tarifa del Metro y la suspensión de la Línea 12.

 

-Es criatura tuya -dijo uno.

 

-Sí, pero no es inmune, como se ve.

 

RATIFICAN LOS CHUCHOS: NAVARRETE CON VOTOS

 

Una y otra vez Cuauhtémoc Cárdenas ha rechazado competir por la presidencia del PRD.

 

Aquí lo hemos señalado en cada ocasión, aunque René Bejarano no desiste y, al menos discursivamente, trata de espantar a Los Chuchos con la candidatura única.

 

Pero el sábado los amagó si no aceptan sumarse a la candidatura del michoacano.

 

El rompimiento sería con Nueva Izquierda de Jesús Ortega y Jesús Zambrano, cuya hegemonía no ha podido batir desde la partida de Leonel Godoy hace seis años a Michoacán.

 

La jugada, hemos narrado aquí, está a la vista: si Los Chuchos retienen los órganos perredistas a través de Carlos Navarrete, él y su gente se irá a Morena.

 

Cierto, Andrés Manuel López no se ha reunido públicamente con Bejarano, pero el cruce de mensajes se da a través de otros personeros de El Señor de las Ligas.

 

La reacción a sus amenazas no tiene atenuantes: Nueva Izquierda no retirará la candidatura de Navarrete y el resto de las tribus deberá quitarle el poder a través del voto interno, hoy concentrado en el Consejo Nacional.

 

-Si quieren el partido, que nos ganen -me remarcó ayer un chuchista de primer nivel, y remató con un dato adicional: -Tenemos dos tercios de los votos.

 

Con o sin intervención del INE, el triunfo de Navarrete está asegurado.

 

De las consecuencias para el PRD y la izquierda luego hablamos.

 

LO DICHO: EL PODER DEL PAN ES INDIVISIBLE

 

1.- El 23 de mayo encabezamos esta columna:

 

Madero: el poder no se comparte.

 

Los calderonistas, con Ernesto Cordero de alfil, decían tener asegurada su representación.

 

Esfuerzo infructuoso, adelantamos entones.

 

Gustavo Madero y su gente se ha hecho de los órganos del partido y así seguirá por lo menos hasta postular candidatos en 2015.

 

Malas noticias para Felipe Calderón y quienes a su amparo sueñan con hacerse del PAN en tiempo próximo.

 

2.- Para desconsuelo de sus enemigos, Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre puede estar tranquilo como priista un buen tiempo más.

 

No hay cargos contundentes en su contra y sus adversarios han equivocado la táctica al acusarlo de trata, un delito difícilmente acreditable ante las instancias judiciales.

 

Ese hecho preocupa a los priistas porque tienen Cuauhtémoc tal vez para meses.

 

Y 3.- el bullying ha sido incorporado a la agenda del gobierno federal.

 

Si el secretario de Educación Pública, Emilio Chuayffet, encabeza la cruzada nacional en coordinación con los estados, el Congreso se apresta a legislar para sancionar con energía esa práctica.

 

Hoy no es delito en muchos lugares.

 

Emilio Gamboa declaró lista a la bancada del PRI para discutir y aprobar normas “encaminadas a combatir de raíz la violencia intrafamiliar y escolar”.