Después de la derrota que México sufrió ante Bosnia Herzegovina, el técnico Miguel Herrera aseguró que el rival jugó sucio al anunciar una alineación antes del encuentro y finalmente salir con otros jugadores al campo de juego.

 

“Estos nos hicieron una marranada, dieron una alineación y salieron con otros jugadores. Una marranada como esa no las van a hacer en el Mundial”, aseguró el estratega al finalizar el partido.

 

Y así lo ilustró en el pizarrón que usan para escribir la táctica dentro del vestidor de los jugadores:

 

marranada_herrero_WEB

 

Bosnia Herzegovina utilizó el ensayo contra México para mostrar qué tan afinado tienen el sistema con el que pretenden parar a la media cancha de Argentina. Claro, como México no tiene un Messi ni algo que se le parezca, terminó superado sin mucho esfuerzo y sacó un resultado barato (1-0), en comparación con lo que pudo ser, la noche de ayer ante 60 mil 707 aficionados desilusionados porque vieron perder a su equipo y el Chicharito Hernández se fue sin gol.

 

Miguel Herrera aprovechó la circunstancia de ser tan claramente superados en la media, para cambiar a línea de cuatro, en lugar de la de cinco que suele usar, y puso a jugar a dos medios de contención. Con eso evitó lo que ya se veía como un dominio abrumador en esa parte de la cancha.

 

Si algo hay de positivo en esto es que ningún equipo le va a jugar a México así en el Mundial, marcando todo el tiempo dos a uno y con relevos, al mexicano que tuviera el balón.

 

Bosnia tiene un buen manejo de la pelota. Diferente a lo que podía pensarse por el imponente físico de sus jugadores, mantenían el balón pegado al suelo, triangulaban y salían con habilidad de los aprietos en los que llegaban a meterse enfrentando a la marca mexicana. Resalta mucho Muhamed Besic. Parece que tiene un pacto secreto con el balón para que este se quede pegado a su pie no importa qué esté haciendo él.

 

De México puede resaltarse que fue más o menos eficaz manteniendo a los bosnios lejos del área; considerando que esta defensa es nueva con relación a la de otros partidos, no es mala cosa. Si pudieron caer más goles se debió a la calidad individual de los rivales y que debieron arriesgarse a los contragolpes. No hubo muchos tiros libres en contra ni desde la esquina. El equipo se comportó muy aplicado en eso.

 

Hay que admitir cuando un gol cae gracias al acierto del rival. México marcaba bien, con cinco jugadores a dos bosnios que entraron a hacer de las suyas. Y ahí, en el área sacaron el genio para resolver con un engaño, un pase y un remate de primera intención. Izet Hajrovic mandó el balón al fondo de la red tricolor. Fue en el minuto 40.

 

Antes, México tuvo posesión del balón, pero no fue eficaz en llevarlo al frente, ante la marca cerrada de los bosnios. El equipo no pudo atacar por los costados e insistió mucho con trazos verticales al centro. Una tuvo sin embargo con las que le gustan a Miguel Herrera, y Javier Hernández la mandó al poste a la derecha del arquero Asmir Begovic en el minuto 23. El pase le llegó de Miguel Layún. Después hubo un buen remate que hizo lucir al portero rival, otra de Isaac Brizuela. Y ya.

 

Pero México tiene un grave problema que no ha resuelto, y es que no termina las jugadas. El balón no termina en las manos del portero rival y tampoco en saque de meta, sino que se pierde la pelota y los rivales, este y el de hace unos días en Dallas, devolvían el balón con peligro inminente.

 

Queda un partido más, y es contra el equipo más difícil de los que se consiguieron para esta gira por Estados Unidos: Portugal, al que encararán el 6 de junio próximo, un día antes de viajar a Brasil, en donde comienza la verdadera historia.