PARÍS. El Gobierno francés prepara un proyecto de ley para combatir de forma más eficaz el yihadismo en el que se otorgarán más prerrogativas a los servicios secretos frente a potenciales terroristas.

 

En una comunicación publicada al término del Consejo de Ministros, el Ejecutivo precisó que se trata de otorgar la capacidad jurídica necesaria a los servicios franceses “para aplicar técnicas de investigación y modalidades de explotación de datos que no les están todavía abiertas”.

 

El Gobierno examina también la posibilidad de introducir un nuevo cargo por preparación de actos terroristas por un individuo aislado, que complementaría la acusación actual de asociación de malhechores con fines terroristas.

 

Otra novedad será la prohibición de salir del país a los franceses mayores de edad vinculados a actividades terroristas.

 

Esas medidas serán objeto de una tramitación parlamentaria durante el verano, según los planes del Gobierno, que además ultima una serie de medidas para reforzar la acción de los servicios de información en el interior de las cárceles, que se han convertido en lugar de difusión de discursos radicales.

 

Este asunto ha pasado al primer plano de la actualidad con el caso del presunto autor de la matanza del Museo Judío de Bruselas el 24 de mayo, el francés Mehdi Nemmouche, arrestado el viernes pasado en Marsella.

 

Nemmouche es un delincuente reincidente que, según los datos divulgados por las autoridades, experimentó un proceso de radicalización en prisión y que, pocos días después de salir de la cárcel en diciembre de 2012, se fue como yihadista a Siria.

 

Este hombre, que volvió a Europa a comienzos de año, estaba fichado por los servicios secretos franceses por su historial de yihadista, aunque se le había perdido la pista hasta su captura el viernes en un control aleatorio de los agentes de aduanas en Marsella en busca de drogas.

 

De acuerdo con las cifras divulgadas ayer por el ministro francés del Interior, Bernard Cazeneuve, hasta el 30 de mayo se tenía constancia de que “cerca de 320” franceses o residentes en Francia estaban combatiendo en Siria.

 

A ellos se suman unas 140 personas identificadas en tránsito para llegar a Siria, un número equivalente que estaba de vuelta a Francia o a un país tercero, “más de 180” que habían manifestado su voluntad de ir a luchar allí en grupos yihadistas y una treintena de muertos en combates en Siria o Irak.