Miguel, “El Pojo”, Herrera explotó. No soportó las críticas y el cambio en la alineación del oponente, “Fue una marranada”, dijo. Y es que desde el inicio del juego, el estratega nacional captó la atención. Hubo más gestos, gritos, chiflidos, manotazos y arranques de lo que acostumbra.

 

Bosnia- Herzegovina obligó a “El Piojo” a cambiar el sistema. Después de 25 minutos de juego, el selectivo mexicano no funcionaba. Previo al partido, las críticas de aficionados y medios de comunicación llenaron las redes sociales. Se dudó del funcionamiento de “El Tri”. El gol de Bosnia antes del medio tiempo, alteró más el ambiente.

 

Ni los hilos rojos, azules y morados; medallas, rosarios, ojos turcos y santos, que colgaban de ambas muñecas de “El Piojo”, ayudaron a ganar al equipo. La Selección perdió a una semana del Mundial y el técnico nacional lo pretextó con la “cerdada” del equipo europeo. El dibujo de un cochino en el pizarrón de planteamiento de jugadas graficó su pensamiento.

 

La “golpiza”, como llamó al conjunto de críticas, no cesó. La hija de Herrera, Michelle, “La Pioja” como la llaman, heredó el carácter explosivo del técnico y calificó a los detractores de su padre como “tetos” y “estúpidos”. Los aficionados reaccionaron con insultos. Fueron horas de alegatos, insultos de ida y vuelta. Después, ella pidió “amor y paz”. La polémica la hizo más popular en Twitter. Hasta ayer, la joven seguía con la suma de seguidores y el trending topic #LadyPioja.

 

El equipo mexicano ya está en Boston para enfrentar a Portugal, último juego antes de viajar a Brasil. Herrera luce molesto. Por primera vez, a su llegada al hotel de concentración, “El Piojo” no se tomó fotos con los aficionados, ni quiso hablar con la prensa.