Después de presentar ante los medios su nuevo y séptimo disco de estudio, Agua Maldita, el músico y artista gráfico dijo en entrevista con VIDA+ y 24 HORAS que nuestro país “parece estar condenado a la medianía. Siempre hay marchas y no pasa nada; ¿qué sigue, una revolución?, entiendo que el rollo tampoco es agarrarse a madrazos, pero la corrupción está en todos los extractos sociales. Cuando Cuarón cuestionó a Peña Nieto estuvo divertido, pero pues eso no cambia nada y el gobierno seguirá así: si la ley de telecomunicaciones es un negocio para ellos, pues por ahí se van a seguir, son imparables”.
Y lo mismo percibe Fuentes en el campo de juego, pues asegura que en el futbol mexicano todo está politizado. “No sé ni porqué tiene el nombre de “La Selección”, ¿a poco son los mejores jugadores que hay entre todos los millones de mexicanos que hay?, lo dudo. Y ahí también hemos oído de casos donde los jugadores le tienen que pasar una lana al DT para ser parte del equipo titular”.
Con la entrega de esta nueva placa, el cuarteto se siente en un punto mucho más maduro musicalmente hablando, pero también es un hecho que en las letras siguen hablando de problemas sociales que hace 20 años ya existían; como la piratería, por ejemplo. Fuentes critica categóricamente que en México no se defienden los derechos de los autores.
“Es verdad que a la gente culturalmente le gusta consumir la piratería. Algunos hasta llegan a decirnos: “pobre del pirata”, ¿pobre del pirata? Son millonarios que no pagan impuestos”, apuntó.
Aun así, los integrantes de Molotov no se consideran en lo absoluto líderes de opinión y tampoco pretenden ofrecer soluciones para mejorar el país, simplemente continúan diciendo lo que piensan mediantes sus canciones.
“Antes nos preguntaban de política en España en los 90 y les molestaba porque nos veían como jóvenes y borrachos. Ahora ya estamos mayores y nuestra educación fue hasta preparatoria y de ahí la vida misma, real. Te vas dando cuenta solito. Vas creciendo y te vas encabronando con la situación política de tu país”.
El disco
De la mano de Jason Perry como productor, Molotov estrena este álbum esperando que el público lo compre de manera legal. Para incentivar esto, el grupo decidió que, al adquirir el disco de manera física, este también funcionará como un boleto de entrada para la presentación oficial el 4 de julio en el Auditorio Nacional. De otra forma, no podrán ir al recital. No habrá boletos a la venta.
En lo musical, Tito, Micky, Paco y Randy quedaron muy satisfechos con el resultado final, pues a pesar de que ellos mismos han producido a otras bandas, esta vez entendieron que necesitaban a un orquestador, cosa que Perry desarrolló con éxito por ser una persona sumamente musical
“Salir al escenario es una sensación que no va a pasar nunca. No planeamos ser lo que somos ahora, no queríamos sacar un disco en los 90, nos tuvieron que convencer sacar el Dónde jugarán las niñas y lo primero que recibió fue censura”.
Tito Fuentes
“Tienes que ponerte flojito con un productor, porque este es un colectivo y decidimos funcionar así. Los cuatro discutimos las cosas y hay una democracia absoluta. El resultado no lo hubiéramos podido hacer los cuatro solos, por eso es que necesitábamos y Perry escogió muy bien entre 40 rolas, para finalmente grabar 10. El sabe que llevamos 20 haciendo esto, por lo que respetó mucho nuestro sonido. No nos puso a tocar un banjo o algo así. Nos orquestó muy bien”.
El material cuenta con el arte del artista gráfico Mauricio Alejo y la portada promete levantar revuelo por contener la imagen de una figura arzobispal rociando fuego. Aún con esto, no hay una sola letra en el disco que hable respecto a la iglesia.
“Socialmente el rock and roll ha sido satanizado, hay una cierta moral desde hace siglos, así que en lugar de ofrecerles el agua bendita, les ofrecemos agua maldita que es puro rock and roll”.
Molotov sigue vibrando arriba del escenario como si fuera la primera vez, pero también están conscientes de que el tiempo pasa y de que hay situaciones de sorpresa que no volverán nucna más. Aun así, a la Molotov aún le queda mucho combustible para incendiar la opinión pública.