SAO PAULO. El gobernador de Sao Paulo, Geraldo Alckmin, garantizó hoy el servicio de metro en la mayor ciudad de Brasil el 12 de junio, día de la apertura del Mundial de Futbol 2014 en la capital paulista.

 

Al ser cuestionado sobre una posible alternativa en caso de que los trabajadores del metro de Sao Paulo decidan retomar la paralización, Alckmin se limitó a señalar que “habrá metro y tren” el próximo jueves para llegar al estadio inaugural Arena Corinthians, donde se enfrentarán Brasil y Croacia.

 

La paralización sería un enorme oportunismo“, dijo.

 

El gobernador señaló que “no tiene sentido” que los empleados del metro, quienes ayer decidieron suspender la huelga hasta el miércoles, continúen la paralización al mismo tiempo que hay una decisión judicial que la considera ilegal por “abusiva“.

 

“Espero que no haya un grupo que quiera hacer desastre por desastre, el caos por el caos”, comentó tras participar en Sao Paulo en un fórum organizado por el Bando Interamericano de Desarrollo (BID) y el gobierno regional.

 

Sobre el despido de 42 trabajadores del metro, Alckmin comentó que no fueron destituidos por participar en la huelga, sino por “invadir la estación, depredación y vandalismo“.

 

“Al volver al trabajo no habrá más dimisiones. El gobierno tiene que garantizar (el transporte) a cinco millones de personas que quieren trabajar”, añadió.

 

El sindicato que representa a los trabajadores del metro de Sao Paulo decidió el lunes en asamblea suspender la huelga hasta la víspera del Mundial, momento en el que será realizada una nueva reunión para decidir el rumbo a tomar en los próximos días.

 

A pesar de que la huelga fue iniciada el pasado jueves en demanda de un aumento salarial del 12.2 por ciento, frente al 8.7 por ciento ofrecido por el Metro de Sao Paulo, gestionado por el gobierno regional, los trabajadores centran ahora su reivindicación en que los trabajadores despedidos sean readmitidos.

 

Tras la decisión de suspensión temporal de la huelga, el metro de la ciudad más poblada de Brasil operó con normalidad hoy tras cinco días de huelga que dejaron a millones de personas sin transporte.