La tercera es la vencida. Otra vez será candidata a la gubernatura de Campeche la senadora morena Layda Sansores.
El líder del Movimiento Regeneración Nacional ya destapó a su cercana amiga (aunque dijo que esa práctica es propia de los priistas), pero aseguró que hizo el anuncio para que se corra la voz. Eso sí, fueron cuidadosos, porque con la nueva legislación electoral los pueden acusar de “actos anticipados de campaña.”
Y rápidamente rindió protesta, aunque falta más de un año para la elección constitucional. Tomó el micrófono la legisladora no para decirle a sus correligionarios que “vayan y privaticen a la puta madre que los parió”, sino para agradecerle a López Obrador: “Acepto, Andrés Manuel, ser la candidata, con todo mi corazón, porque como tú dices, México vive una pesadilla y nadie puede darse el lujo de quedarse pasmado en un escalón”.
El 5 de julio de 2015 saldrán los campechanos a escoger a 21 diputados por mayoría relativa; 14 diputados por la vía de la representación proporcional; 11 presidentes municipales y al sucesor (a) de Fernando Eutimio Ortega Bernés.
El que ya se va nació en 1958, es licenciado en Ciencias Políticas y Administración Pública; fue presidente de la Gran Comisión del Congreso local, coordinador de los tricolores en la Cámara de Diputados y en el 2003 fue electo presidente municipal de la capital al derrotar al candidato del PAN, Juan Camilo Mouriño.
Pero don Fernando Eutimio pelea la medalla del gobernador más gris en la Conago; es de los menos conocidos y en la entidad que administra no es nada querido. Claro, la pobreza criminal en la que viven decenas de miles de sus gobernados los acerca con su titular del Ejecutivo, porque sin sus apoyos populistas, literalmente morirían.
Al gobernador saliente de Campeche no le tocará, ni siquiera, influir en la candidatura de su partido; esa decisión se tomará en la casona de Chapultepec. Por su debilidad política quizá le alcanza, nada más, para colar a unos cuantos diputados locales, muy pocos federales y a la mitad de los alcaldes.
Por todo lo anterior, ya bromean los iniciados en política en la Península de Yucatán en que debería de quedarse a vivir en la casa de gobierno la senadora Layda Sansores, después de que visitó al gobernador Ortega.
La semana pasada acompañó a representantes de la comunidad de Iturbide e Isla Arena, a plantearle al todavía gobernador la serie de problemas que tienen en el campo y los conflictos pesqueros en el norte de la entidad.
Campeche, pues, es un foco rojo electoral en Los Pinos y en las oficinas de Insurgentes Norte. El “jale” de la ya ungida candidata de izquierda y su futuro discurso incendiario, y la mayoría de las veces cargado de mucha verdad, puede ponerlos en terribles problemas.
Y tampoco tienen mucha tela de dónde cortar los tricolores. Quizá su única carta es el joven diputado Alejandro Moreno Cárdenas, que fue líder juvenil y presidente del Comité Directivo Estatal del PRI en Campeche.
Alito, como lo apodan sus amigos (compadre por cierto de Barnés, ya que le bautizó a su hijo el 25 de enero de este año), fue síndico, diputado federal y senador de la República. En el 2012, por la vía plurinominal se convirtió de nuevo en diputado federal. Cuenta con 21 mil 266 seguidores en twitter y hasta ya tiene frase de guerra, que espera poder usar: “Querer es lograr”.
Insistimos, como no se hizo un buen trabajo durante los últimos años, porque don Fernando Eutimio pasó inadvertido, y Layda Sansores será una dinamita como candidata morena, Alito tendrá que ponerse las pilas, si es que no quieren perder los priistas aquel estado petrolero.
San Blás, Nayarit.- Ahora resulta que todo fue una broma, que no robó dinero a la alcaldía, según el panista Hilario Ramírez Villanueva, Layín, candidato independiente a la presidencia municipal para justificar que apenas el domingo, durante un mitin, confesara haberle dado “una rasuradita” a las arcas gubernamentales durante su gestión entre 2008 y 2011.