WASHINGTON. En una carta, los directores ejecutivos de Coca-Cola, McDonald’s, Loews Hotels, Tyson Foods, Cargill y unas cinco compañías nacionales y regionales, escribieron que sin una acción para cambiar las leyes de inmigración y permitir el ingreso legal al país de trabajadores con baja capacitación sus negocios no podrán contar con la fuerza de trabajo que necesitan.
“Esto es indispensable para nuestros negocios, pero también es crítico para la nación”, escribieron los ejecutivos. “Sin un programa de visas temporales de trabajo, Estados Unido no puede tener esperanza de terminar con la inmigración ilegal”.
A la señal de advertencia, las empresas matizan que darían preferencia a trabajadores estadunidenses: “Los empleadores deben procurar, primero, la contratación de estadunidenses”, señala la carta. “Pero, si no pueden encontrar suficientes trabajadores estadunidenses, deberían tener la posibilidad de contratar trabajadores extranjeros rápida, fácil y legalmente”.
La misiva se envía en momentos en que a los líderes republicanos de la Cámara de Representantes se les está acabando el tiempo para actuar sobre una reforma integral de la ley de inmigración casi un año después que el Senado aprobó una iniciativa de ley bipartidista con miles de millones de dólares asignados a la seguridad en la frontera y un camino a la ciudadanía para millones de personas que viven sin autorización en el país.
El proyecto de ley del Senado incluye además un programa de visas para trabajadores con baja capacitación, como la que buscan los autores de la carta, quienes señalaron en este momento no hay una manera realista en que trabajadores de baja capacitación que no tengan familia en Estados Unidos vengan de manera legal para tener un empleo a tiempo completo. “El Congreso tiene la obligación de llenar este hueco”, escribieron los ejecutivos.
Muchos cabilderos de empresarios, activistas y otras personas consideran que si el Congreso no actúa antes de que llegue el receso anual legislativo de agosto no habrá oportunidad para aprobar una reforma en este año electoral en el Congreso, lo que implica que no se haría hasta que un nuevo presidente asumiera el poder en 2017.
Aunque el presidente de la Cámara, John Boehner, no ha mencionado públicamente ningún plan para votar las iniciativas, un pequeño grupo de legisladores y asesores trabajan tras bambalinas para preparar la legislación en caso de que surja una oportunidad.
Los activistas tienen los ojos puestos en el resultado de la elección primaria del líder de la mayoría de la Cámara, Eric Cantor, el martes como un posible indicador de las posibilidades de acción. Cantor, que es republicano, enfrenta el desafío de un candidato del Tea Party, que lo acusa de “favorecer la amnistía (a los inmigrantes no autorizados)”, un señalamiento que Cantor ha negado vehementemente.
La mayoría no cree que Cantor esté amenazado en las elecciones, pero el margen de su victoria podría ofrecer nuevas evidencias sobre el potencial político del asunto, que hasta ahora no ha sido uno de los más importantes en las elecciones primarias de este año.
Mientras tanto, activistas externos y autoridades de la Casa Blanca trabajan para mantener el tema de la inmigración en el foco de atención. El presidente Barack Obama se reunió en la Casa Blanca el lunes con un grupo de enfermeras para hablar sobre el tema, que es uno de los principales de su segundo período presidencial. Obama dijo a las enfermeras que había 50% de probabilidades de que los representantes tomaran medidas en el asunto el mes próximo y posiblemente más si mantienen su labor de activismo, según Alvin Vitug, un enfermero de 31 años que asistió a la reunión.
Si el Congreso no actúa para agosto, se espera que Obama lo haga ejecutivamente y tome medidas para reducir las deportaciones, que han llegado a cifras récord durante su gobierno.