La presidenta brasileña, Dilma Rouseff, autorizó a la Fuerza Aérea a derribar “aviones hostiles” que puedan poner en peligro la seguridad durante el Mundial de fútbol, según decreto publicado en el Diario Oficial.
El único párrafo del decreto, firmado por Rousseff y el ministro de Defensa, Celso Amorim, dice que el Comando en Jefe de la Fuerza Aérea “establecerá los procedimientos a ser adoptados para la hipótesis de caput”, como se conoce en la jerga militar a la acción necesaria para derribar a un avión.
El decreto se enmarca en una ley que fue sancionada en 2004 por el entonces presidente Luiz Inácio Lula da Silva, que establece el protocolo de seguridad que debe ser seguido para el derribo en pleno vuelo de un avión civil o militar considerado “hostil”.
La llamada “Ley del Derribo” fue concebida como una herramienta en la lucha contra el narcotráfico y dice que la Fuerza Aérea, antes de atacar a un avión, debe ser autorizada por el presidente de la República, como Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas.
Según el decreto publicado en el Diario Oficial, Rousseff ha decidido “delegar” esa responsabilidad al Comando en Jefe de la Fuerza Aérea a partir de hoy y hasta el 17 de julio próximo, cuatro días después de la final del Mundial de fútbol.
El plan de seguridad diseñado por las autoridades para el evento de la FIFA ha reservado 77 aeronaves de la Fuerza Aérea para todas las operaciones necesarias para patrullar el espacio aéreo en todo el país, con una especial incidencia en las doce ciudades que serán sedes del Mundial.