Ayer se cumplieron cuatro días desde que varias personas armadas robaron una máquina que contenía varias sustancias radiactivas de una bodega en el estado de México, sin que haya aun pistas de su paradero. La Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO) de la PGR, atrajo las investigaciones.
Autoridades federales confirmaron a este diario que se ha establecido como una de las principales líneas de investigación en torno al caso, un robo planificado y premeditado de la máquina que contenía el material peligroso, y de otros dispositivos que se encontraban en el almacén de la compañía Laboratorio Nacional de la Construcción (Lanco).
Lo que no se sabe es si los delincuentes perpetraron el atraco por apoderarse de las referidas sustancias o su finalidad eran solamente los equipos.
“Se trata de una operación desde luego más orquestada que la del caso de diciembre (del 2013) con el caso del Cobalto, ese asunto fue más bien un robo a un transporte sin que se supiera qué llevaba el vehículo. Este es un caso con más organización, aunque tampoco hay claridad que la intención fue robarse específicamente el materia radiactivo”, dijo un funcionario federal.
La Secretaría de Gobernación confirmó que el atraco se perpetró el domingo pasado durante la madrugada, cuando varios sujetos armados, se presume que por lo menos cinco, sometieron a los vigilantes y sustrajeron el equipo de la bodega ubicada en Avenida Estado de México, municipio de Tultitlán.
Los asaltantes llevaban equipos para romper las cadenas así como un vehículo que pudo ser de un tonelaje importante para llevarse el material. No se descarta que haya algún empleado involucrado.
El material radiactivo que fue robado se encontraba dentro de un equipo medidor de compactación de suelos. El riesgo es que un mal manejo del mismo altere las cápsulas blindadas donde se encuentra almacenado.
La alerta por el riesgo que representa el equipo sustraído, emitida por Protección Civil y la Comisión Nacional de Seguridad Nuclear y Salvaguardias, se extendió a los estados de Morelos, Puebla, Tlaxcala, Guerrero, Michoacán, Guanajuato, Querétaro, Hidalgo y Veracruz, además del Distrito Federal y el Estado de México.
Las autoridades consultadas subrayaron que hay un esfuerzo coordinado para localizar el material robado en el que participan la Policía Federal, el Ejército, la Marina, así como los distintos sistemas de Protección Civil de los estados.
Elementos peligrosos
El equipo compactador de suelos que fue robado tenía dos fuentes radiactivas, una de las cuales contiene el compuesto identificado como Cs-137 de 370 MBq, que se trata de Cesio 137, un metal radiactivo que representa un peligro para la vida en exposiciones elevadas.
El Cesio-137 ha sido un protagonista en importantes accidentes nucleares como el de Chernobil, donde es el principal emisor de radiactividad en toda el área periférica.
La otra fuente radiactiva de la maquina robada contiene Am-241/Be de 1.85 GBq, que se trata de una mezcla de Americio y Berilio, elementos con potencial tóxico.
Las pequeñas cantidades de dichos compuestos incluidos en el equipo robado disminuyen considerablemente su peligrosidad, sin embargo, el contacto directo por un mal maneo o prolongado si puede generar importantes afectaciones a la salud.