NATAL, Brasil.- En Natal Río Grande, las personas que pasan por la calle no quieren reconocer la Copa; cierto que hay más letreros que anuncian el máximo evento futbolístico del orbe en las calles, pero a la afición el amarillo de las dunas que distinguen a Natal, no destiñe el de la selección brasileña. Claro que es irresistible que el ciudadano común no tenga en una pantalla el triunfo con el que la canarinha debutó en la Copa del Mundo, pero la fiesta se le deja al visitante. Es el hormiguero, verde, albo y colorado. Mexicanos que vomita el nuevo Aeropuerto internacional de esta ciudad.
Algunos ni siquiera hacen escala en su hotel para ir a dejar las maletas. Poco importa que el sol caiga a pedradas; decenas empiezan a sentir que la carne se enrojece a las afueras de la Arena das Dunas, recinto donde el Tri debutará esta tarde ante Camerún. Y lo dicho; la gente pasa sin querer, y a la Arena, vaya que le faltan cosas por hacer.
La estructura principal está inacabada, y trabajadores trabajan en una grúa a marchas forzadas para terminar de pegar logotipos de la Copa. Dentro. México arrancó su reconocimiento de cancha. El Piojo tiene todo listo para parar a sus 11 iniciales: Guillermo Ochoa será dueño del arco con todo y que no fue uno, sino 13 el que traerá en la espalda. En la zaga dos de los habituales del timonel nacional: Miguel Layún en la izquierda y Paul Aguilar a la derecha, mientras que en la central se repartirán las marcas el Maza Rodríguez, el capitán Rafael Márquez y Héctor Moreno; para la contención cantará de inicio el Gallito Juan José Vázquez, con apoyo en la derecha de Héctor Herrera y Andrés Guardado en la izquierda. Y arriba; Oribe Peralta junto a Giovani dos Santos.
¿Y el Chicharito?; como lo fue todo el reciente año, y el pasado: en la banca, un lugar que desde hace meses le provoca migraña: “estoy cansado que muchísima gente me vea así, como el súper relevo. Al contrario, yo soy un jugador que donde más he marcado diferencia es de titular”, palabras con la frente baja, casi al final de los que suben al autobús de los verdes.
Contrastes. No muy lejos aparece Guillermo Ochoa; al chico que defendió hasta unos meses al Ajaccio francés el cabello le ha vuelto a ser esponjoso y rizado, y cómo no, al fin, en lo que será su tercer Mundial, podrá entrar al estadio para escuchar el Himno Nacional en una formación inicial: “De verdad que no fue fácil, tampoco un proceso sencillo, fue una espera muy larga, pero no me quedé cruzado de brazos, me puse a trabajar y me siento bastante bien”, quizá hasta Chicharito pudiera escuchar.
“Después de que supe la noticia, por supuesto uno duerme más tranquilo, siempre es mejor dormir pensando en el rival que hacerlo en que si vas a jugar o no. Desde el lunes que lo supe estuve más tranquilo”; es una confesión final.
Miguel Herrera está ansioso; a sus muchachos los tachones les pica. Camerún arriba a la Arena para su reconocimiento; la afición mexicana les regala un portentoso “put……….”, como si un portero acabara de despejar, y a la salida tricolor sólo hay una exigencia: “Pongan hue…..”: pedimento nacional.