La economía gratuita extinguirá a las pensiones y a los pensionados. Gracias a Google la frontera entre los piratas y los innovadores se disipa.

 

Hoy, sólo los nostálgicos recuerdan a la industria del disco; Blockbuster terminó por vender ricas palomitas y el departamento legal de Luis Vuitton crece al segundo gracias a los imitadores. El ornamento estético del mundo todo gratis es lúdico. Así nos lo hizo saber Steve Jobs, el dictador de la felicidad. Su magnífica tableta salvará la vida de millones de árboles a un costo mínimo, la industria nostálgica del papel periódico.

 

Amazon inició como un demoledor de gramaje de libros físicos aportando virtualidad y experiencia mágica a la lectura.

 

Ahora, la app de aventones, Uber, revestida en start up, se convierte en la peor amenaza para los taxistas. El miércoles los usuarios de taxis en París, Londres Barcelona y Milán conocieron la famosa Uber.

 

Fundada en 2009, por supuesto que en San Francisco, dos personajes retomaron la esencia de Facebook para llevarla al mundo de los aventones. Garrett Camp y Travis Kalanick recordaron que en su nada lejana época universitaria, los estudiantes se ponían de acuerdo para organizar tour de aventones. En una lista, Sutano escribía que a las 7 de la mañana saldría por la avenida Tucán con destino a la Universidad del Mar. Cuatro asientos disponibles era la oferta de Sutano.

 

Uber se encuentra en 128 ciudades de 37 países; genera trabajo a 20 mil conductores.

 

Ahora, como sucede con los anuarios que pasaron a mejor vida con la ayuda de Facebook, la app Uber simula ser esa lista en la que se apuntaba media universidad para transportarse de manera gratuita. En efecto, Google tiene acciones de Uber.

 

Los precios de Uber son significativos, en realidad, y desde el ángulo del taxista que paga un conjunto de permisos para conducir, Uber es definido como un servicio pirata.

 

Puede ser cierto pero también puede ser falso. Recordemos que en el mundo Google el valor de los servicios es un fenómeno de estudio lúdico y no tanto económico.

 

La vicepresidenta de la Comisión Europea, Neelie Kroes, apoya a Uber porque “prohibir aplicaciones como ésta supone un claro intento de proteger al gremio del taxi limitando así el abanico de oportunidades del ciudadano”. (Periódico Expansión, 12 de junio).

 

La realidad es que Uber se ha convertido en un fuerte rival de los taxistas, y a mediano plazo, lo que provocará será una disminución en el precio de taxis. La diferencia es que los conductores de Uber no pagan permisos para ofrecer sus servicios.

 

El valor de la app Uber es de mil 200 millones de dólares (15 mil 600 millones de pesos), cifra poco lejana a los valores de Avis o Hertz.

 

En Barcelona, los conductores que se registran en Uber para ofrecer el servicio de taxi (pirata) es de 30 céntimos de euro por minuto, algo así como 5.50 pesos (el taxi cobra el doble). Uber se lleva el 20%. Al terminar el recorrido el usuario evalúa el servicio y la nube lo registra, como si fuera un hotel.

 

Con Uber nacen los híbridos pirata. No es ilegal porque es un servicio. En el registro sólo quedan las huellas de lo que no pagan los conductores, principalmente permisos de conducción como lo hacen los taxistas. El miércoles en París, los taxistas paralizaron las entradas de la ciudad. En Londres, los clásicos taxis negros también colapsaron varias calles del centro de la capital británica.

Según el sindicato RMT, un número estimado de unos 10 mil (según la Agencia EFE) cabbies, como se conoce a estos vehículos, tomaron vías que atraviesan concurridas y emblemáticas zonas de la ciudad, como el Strand, Covent Garden, el área cercana al Parlamento de Westminster o la plaza de Trafalgar, para mostrar su descontento.

 

En México, la cultura de la desconfianza dificulta el desarrollo de la primera etapa de Uber, sin embargo, los registros y calificaciones que comparten ya miles de personas se convierten en elementos de confianza.

 

Discos, periódicos, libros, películas y un largo etcétera, aceleran la jubilación de viejos de 40 años. Así es nuestro mundo Google, así lo disfrutamos.