A penas seis meses después de que fuera robado el equipo de teleterapia que contenía cobalto-60, material radiactivo de alto riesgo, dos fuentes más de este tipo fueron sustraídas el domingo pasado de un laboratorio en el Estado de México, sin embargo, en esta ocasión podría tratarse un acto premeditado que podría traer consigo consecuencias “peligrosas”.

 

“El objetivo (de los ladrones) puede ser, como en el caso de la fuente cobalto (robada en diciembre de 2013), venderlo porque se sabe que son materiales muy costosos, pero si nos ponemos en un extremo complicado ahora podrían chantajear, y si no les dan lo que quieren pueden abrir la fuente y tirarla en un río o lago para contaminar el agua. Podemos ponernos en cualquier posición”, advirtió Benjamín Ruíz Loyola, profesor investigador de la UNAM, especialista en el tema.

 

Ante esa situación, el académico especializado en el estudio de materiales peligrosos y terrorismo con uso armas de destrucción masiva, sostuvo en entrevista con 24 HORAS que quien esté a cargo de la investigación no debería desechar ninguna opción debido a que sería terriblemente peligroso.

 

“De alguna manera el primer caso, cuando fue robado el material que contenía cobalto se trató de un robo accidental, pero este caso fue predeterminado, con alguna intención”, aseveró.

 

“No es lo mismo robarse una fuente que está mal puesta y que accidentalmente la sustraen para intentar venderla como chatarra, que llegar con toda la intención de llevársela, como parece fue el caso esta vez”, abundó.

 

Ruíz Loyola precisó que el medidor de compactación y las dos fuentes radioactivas (cesio 137 y americio) que aloja, las cuales fueron robadas el domingo pasado por un grupo armado, “es un equipo utilizado para determinar el tipo de suelo en el que se está trabajando, si es mucho o poco compacto, bofo o hueco, incluso para determinar si hay agua subterránea”.

 

En el caso de las fuentes, señaló que dadas las características del cesio puede utilizarse como iniciador de otro tipo de reacciones nucleares o para medir distancias en función del tipo de partículas que emite, por ejemplo, citó, para radiografía industrial, irradiar alimentos o radioterapia.

 

“La fuente que se robaron tienen cesio y americio, éste último puede dar varias cosas al irse descomponiendo. El equipo es muy costoso y tiene que estar perfectamente aislado, de manera que la fuente de radiactividad no vaya a estar en contacto con el operador primeramente ni con el medio ambiente”, sostuvo el investigador.

 

Peligro a la salud

 

De las consecuencias de salud para quienes podrían estar en contacto con las fuentes radiactivas, el profesor subrayó que los efectos para quienes se expongan “pueden ir de malestares como nauseas, vómitos, quemaduras en piel, tanto por impacto de las partículas Alfa como de la radiación Gama, hasta en casos graves cáncer y la muerte”.

 

“En cualquier caso de fuente radiactiva, los daños, la afectación depende de tres factores: la cercanía de la persona a la fuente de emisión, el tiempo de exposición, y la frecuencia, es decir cuántas veces se está cerca de la fuente”, precisó.

 

La madrugada del domingo pasado, hombres armados amagaron a personal del Laboratorio Nacional de la Construcción, en el municipio de Tultitlán, Estado de México, y se robaron un equipo medidor de compactación de suelos con dos fuentes radiactivas.

 

La Secretaría de Gobernación emitió una alerta de búsqueda en al menos 11 entidades del país, se trata del propio territorio mexiquense, Morelos, Puebla, Tlaxcala, Guerrero, Michoacán, Guanajuato, Querétaro, Hidalgo, Veracruz, y el Distrito Federal. A través de un comunicado La Coordinación Nacional de Protección Civil de la Segob señaló que “es muy improbable que esta fuente lesione permanentemente a alguien”. Hasta el cierre de esta edición no había sido localizado.