Uno de los motores más importantes de la economía que continúa apagado y que explica en buena medida la anemia en el crecimiento, es el del consumo interno.
Los reportes de ventas del comercio organizado del país han dado cuenta de ello. En mayo, las ventas de las tiendas de autoservicios y departamentales, organizadas en torno a la ANTAD, tuvieron una nueva caída de 0.2%, lo que acumula ya una reducción de ventas para los primeros cinco meses del año de 3.5%.
Las menores ventas que ha registrado el comercio prácticamente a lo largo de todo el año pasado y de los primeros cinco meses de éste, son una de las expresiones más preocupantes -junto a la mala racha que vive la construcción- de la debilidad del consumo interno. Un motor apagado.
Ayer el Banco de México publicó su Reporte sobre las Economías Regionales al primer trimestre del año que se construye a partir del análisis de los indicadores económicos estatales y de una serie de consultas con empresarios de todo el país.
Es interesante observar que uno de los rubros más preocupantes para el empresariado del comportamiento económico regional en los primeros meses del año fue precisamente el de las ventas.
Dice el Reporte: “En el rubro de las ventas los directivos empresariales consultados para este Reporte en general opinaron que la evolución de la actividad comercial fue débil en el primer trimestre de 2014. Dichos directivos atribuyeron este comportamiento desfavorable a diversos factores, entre los que figuraron: el aumento en el precio de algunos productos procesados asociado a las modificaciones fiscales, el deterioro en la confianza de los consumidores, así como problemas de flujo de caja al retrasarse los pagos por parte de los clientes. En algunos casos también se mencionaron factores de tipo estacional”.
Particularmente las ventas se deterioraron en las regiones que el Banco de México identifica como centro-norte y centro del país, donde cayeron 2.39% y 2.28%, respectivamente; aunque los comercios de los estados del sur del país no han visto incrementos en sus ventas -en términos anuales- en los últimos 15 meses.
La traducción de esta situación de caída de ventas en el comercio no es otra más que el hecho de que las familias del país están consumiendo menos por razones atribuibles a su poder adquisitivo.
Recientemente el Seguro Social informó sobre la creación de 47 mil 853 nuevos empleos formales en mayo pasado. Una buena noticia dada la situación de crecimiento anémico de la economía y una señal de potencial recuperación económica.
Sin embargo, este dato también nos revela el ya añejo problema que existe en el país y que se expresa con caídas en el consumo: que la mayoría de estos nuevos empleos que se están generando obtienen bajas remuneraciones, muy por debajo de los ocho mil 412 pesos al mes que, por ejemplo, estableció el Observatorio del Salario Justo de la Universidad Iberoamericana; como el nivel mínimo para un consumo de sobrevivencia.
Así que la mala noticia es que el motor del consumo está apagado y que éste sólo se encenderá con más empleos de mejor calidad que los que se están generando actualmente. Un asunto crucial para la recuperación económica sustentable.
Es cierto que la recuperación de las exportaciones manufactureras, por el mayor dinamismo de la economía estadunidense que hemos visto recientemente, jalará al crecimiento mexicano; pero me temo que no veremos un crecimiento que se acerque al 2.7% previsto para este año, sin encender el motor del consumo interno.
Sería deseable que se impulse un acuerdo entre gobierno federal, gobiernos estatales e iniciativa privada, no para lanzar nuevos discursos ni grandes medidas, sino simplemente para listar y destrabar los nudos que están retrasando los proyectos de inversión pública y privada y la generación de nuevos empleos.
Seguramente que la lista será bastante larga.