El gobierno francés instó hoy de nuevo a los sindicatos del sector ferroviario a poner fin a la huelga de trenes iniciada hace cuatro días y aseguró que la puerta del diálogo se mantiene abierta.
“Hago un llamamiento a la responsabilidad y al diálogo y a no penalizar más a los franceses, a los usuarios, a los empleados y por supuesto a los candidatos del BAC (exámenes preuniversitarios) a partir del lunes”, indicó el primer ministro del país, Manuel Valls.
Se debe avanzar hacia el diálogo, opinó Valls, para quien “este país necesita reforma, cambio, calma. El Gobierno tiene la determinación de llevar a cabo las reformas y al mismo tiempo quiere hacerlo siendo capaz de convencer”.
El proyecto que ha sublevado a los sindicatos busca fusionar la Sociedad Nacional de Ferrocarriles (SNCF) y la empresa que gestiona y mantiene las infraestructuras Red Ferroviaria de Francia (RFF) dentro de un plan para estabilizar la deuda del sector, estimada en 44.000 millones de euros.
Prepara además su apertura a la competencia, pero los sindicatos temen que la eventual llegada de nuevos operadores al mercado repercuta en las condiciones laborales de que disfrutan en la actualidad los ferroviarios.
“Esta reforma es indispensable para la SNCF, para RFF, para la modernización del servicio público”, aseguró el primer ministro, quien expresó su confianza en que la protesta cese en las próximas horas.
El proyecto de ley de la reforma será analizado esta semana en el Parlamento francés y, según el secretario general del sindicato CGT, Thierry Lepaon, los huelguistas no persiguen su retirada o aplazamiento, sino una discusión a fondo sobre su contenido.
“Se puede encontrar una salida a la crisis este fin de semana. Para ello, hace falta abrir una verdadera negociación”, señala en una entrevista al diario “Le Parisien”, en la que reclama la intervención directa del presidente francés, François Hollande.
El jefe del Estado, según analizan hoy medios nacionales, se encuentra “atrapado” por estos conflictos sociales, entre ellos también la protesta de los trabajadores temporales del espectáculo.
Esos dos movimientos, afirma el rotativo “Le Monde”, parecen representar por primera vez un nivel de riesgo político serio para el Ejecutivo y colocan a Hollande ante su primera “fuerte contestación sindical” desde que asumió el cargo hace dos años.