El candidato del movimiento uribista Centro Democrático, Óscar Iván Zuluaga, reconoció hoy su derrota en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales y felicitó al ganador, el actual mandatario, Juan Manuel Santos.
“Debo hacerlo, por convicción democrática en primer lugar, felicitar al presidente Santos por su triunfo”, dijo Zuluaga a sus seguidores reunidos en el centro de convenciones Gonzalo Jiménez de Quesada de Bogotá.
“En mi corazón no quedan odios ni rencores”, afirmó el candidato, quien aseguró que después de esta aventura electoral, en la que quedó a unos 900 mil votos de Santos, seguirá “siendo el hijo de la provincia que los quiere mucho”.
El candidato uribista, que obtuvo un 45,04 % de los votos frente a un 50,90 % de Santos, apuntó que su movimiento perdió “con altura y con entereza” y que eso se debe a los cerca de siete millones de votos que recibió, por lo cual aseguró: “aquí seguimos en esta lucha política por nuestro país”.
“Siete millones de colombianos cuya voz tendrá que ser escuchada por el nuevo Gobierno”, subrayó.
“Me siento muy orgulloso de haber sido el candidato del uribismo a la Presidencia de Colombia”, remarcó Zuluaga después de expresar su “infinita gratitud” al expresidente Álvaro Uribe (2002-2010), su padrino político, “por esa lección de compromiso y amor” por el país.
Según dijo, su esfuerzo no termina con esta derrota, pues “mañana será otro día” y el Centro Democrático seguirá luchando para cumplir las promesas que hizo al electorado.
“En la política las personas somos un accidente, lo importante es que queden las instituciones, que se valorice la democracia, que los partidos tengan canales de expresión”, agregó.
El excandidato estuvo acompañado, entre otros, por su esposa Martha Ligia Martínez, su compañero de fórmula a la Vicepresidencia, Carlos Holmes Trujillo, y su jefa de debate, la excandidata conservadora Marta Lucía Ramírez.
Zuluaga fue recibido con una ovación por sus seguidores y gritos de “Zuluaga, Zuluaga” y “No más FARC, no más FARC”, en alusión al grupo guerrillero con el que el Gobierno negocia la paz.