Durante siete años Joselo Rangel, guitarrista de Café Tacuba, ha contado anécdotas personales por medio de una columna editorial en un diario de circulación nacional y, este fin de semana, presentará la segunda edición de Crócknicas Marcianas, un libro que compila las vivencias del músico en distintos contextos y momentos de su vida.
Bajo el sello de la editorial Rhythm & Books, el integrante de Café Tacuba presenta este libro que contiene historias que lo mismo hablan de lo que sucede en los entretelones de las giras con su banda, que de la última película que vio o el disco más reciente que escuchó.
Por tratarse de temas de distinta índole, Joselo considero que no era necesario que el libro tuviera un hilo conductor, finalmente la personalidad de la pieza es justo ir de un sitio a otro y conocer a personajes en diferentes latitudes. David Byrne, Pixies, Santa Sabina, Radiohead y Morrissey son algunas de las figuras que se han cruzado en la vida de Rangel durante las giras, ensayos y entrevistas que ha tenido con Café Tacuba. Al final, el músico decidió contar estos episodios en un mismo libro.
“Antes todos éramos tacubos y nos veían como un solo ente, pero es importante que nos demos cuenta de que cada individuo es distinto y cada quien tiene que exponer lo que es. En mi grupo somos cuatro personas que pensamos completamente distinto y en esta columna tengo el chance de escribir lo que pienso. Hay gente que no le gusta mi grupo, pero sí lo que escribo y eso es el halago más grande que he recibido”.
“Al escribir esto siempre pensaba en función de un diario. Son interesantes si lo vemos como un registro de vida, casi como un diario. Soy parte de una banda y resulta muy entretenido compartir mis vivencias, así logro conectarme con la gente y con lo que me gusta de otro modo que no sea con Tacuba”, apuntó.
Mediante estos relatos el músico se ha encargado de desmitificar el supuesto glamour que se relaciona en torno a la carrera de un rockero. Pero después de publicar estos argumentos, hay colegas que le han reclamado que no derrumbe lo que tanto trabajo le ha costado construir a los artistas latinos.
“Algunas cosas de las que hablo ponen al músico de rock en un lugar muy diferente al que las personas imaginaban. Y no es la intención de darle un bajón a algo, pero así es como lo relato”.
La chica banda o la chica rata
Dentro del mosaico de anécdotas, una de las favoritas de Joselo es sobre una chica que, durante un concierto en California, le robó un monitor de portátil a Rubén Albarrán, vocalista de la banda. Cuando el grupo toca la canción de La Chica Banda, suelen invitar a las fans para que se suban al escenario a bailar y fue justo en un momento de esos, cuando a la seguidora le pareció buena idea robarles el aparato que sirve para escuchar su propia voz. En el recital del siguiente día, la chica volvió a aparecer entre el público, pero esta vez, presumía entre la gente el aparato que les arrebató un día antes. Finalmente la convencieron de que lo regresara y a cambio se llevara un disco autografíado por los miembros del grupo.