Los estados de Georgia y Missouri efectuaron las primeras ejecuciones desde que una complicada ejecución en Oklahoma en abril planteó nuevas preocupaciones por la pena capital.
Marcus Wellons, de 59 años, recibió una inyección letal el martes en la noche en Jackson, Georgia, después de que la Corte Suprema rechazara una apelación de último minuto. Wellons fue declarado muerto a las 11:56 de la noche. La ejecución al parecer transcurrió sin complicaciones.
Wellons fue sentenciado en 1989 por la violación y asesinato de India Roberts, su vecina de 15 años, en Atlanta.
La ejecución de Wellons ocurrió alrededor de una hora antes de que John Winfield, un preso en Missouri, también fuese ejecutado. Para el miércoles en la noche se espera una tercera ejecución en Florida.
Nueve ejecuciones fueron suspendidas o pospuestas desde finales de abril, cuando funcionarios de la prisión de Oklahoma tuvieron que suspender la ejecución de Clayton Lockett, tras señalar que las drogas de la inyección letal no estaban siendo administradas en su vena correctamente. La ejecución se suspendió pero él murió de un ataque al corazón pocos minutos después.
“Creo que después de lo que ocurrió en la ejecución de Lockett, todo el mundo va a andar con mucho más cuidado” expresó Deborah Denno, profesora de Derecho de la Facultad de Leyes de una Universidad de Fordham y experta en la pena capital. “Ahora el escrutinio va a ser todavía mayor”.
Los tres estados se niegan a decir dónde obtienen sus medicamentos, o si han sido sometidos a pruebas. Los abogados de dos de los presos condenados han cuestionado el secretismo en el proceso utilizado por algunos estados para obtener drogas de inyección letal en farmacias no identificadas y pobremente reguladas.
Florida y Missouri están detrás de Texas como los estados que más pena de muerte aplican. Texas ha ejecutado a siete este año, mientras que Florida y Missouri cinco cada uno.
Wellons fue el primero reo en ser ejecutado en Georgia desde febrero de 2013 y el segundo desde 2011.