RÍO DE JANEIRO.- Es el final de una generación brillante, la mejor de la historia española, pero predecible completamente, claro, a excepción de sus paisanos y medios de la península, que mantenían el mito de que ese equipo podía repetir como Campeón del Mundo.

 
Porque España avisó de la realidad cuando el Barcelona comenzó su declive. Los héroes están viejos y cansados y ese equipo que debió renovarse, no lo hizo un poco porque el seleccionador Vicente del Bosque quiso llevarlos de nuevo al Mundial, a los mismos, como una suerte de pago por los deberes cumplidos, y otro tanto porque el enorme peso de esas figuras encegueció a todos sobre su estado físico real y sobre el hecho de que cuatro años después, está muy visto qué se puede esperar de ellos.

 
Chile, un equipo en el que nadie se fijaba, se coló a la segunda fase con un futbol práctico, de lucha y posesión, de pelea y la humildad que los otros no tuvieron. Y así, sin dudas ni un portero salvador,

 
Una debacle sin matices, sin nada que objetar, porque la defensa del título le ha durado 180 minutos en Brasil 2014, eliminada en la primera fase como un equipo insignificante, doblegado por 1-5 por Holanda y por Chile, que, en contraste, se siente importante en el Mundial, con un veloz traslado hasta los octavos de final.

 
España se queda sin torneo, por más que aún le quede el partido más intranscendente de su historia, el que cierra la primera fase contra Australia, pero Chile avista el futuro con optimismo, con la convicción y determinación que demostró ante la campeona mundial, a la que quizá le faltaron esas cualidades, además de mucho fútbol.

 
Chile es un equipo tan agresivo, tan intenso y tan compacto, uno de esos conjuntos que convierten cada jugada en una cuestión de supervivencia, que pelean el balón hasta el final. No renuncia a arrebatar la pelota hasta que ya es imposible, hasta que ya han sido superados por el toque de sus rivales. Poco o nada lo logró España. Sólo alguna vez, en alguna maniobra rápida en tres cuartos de campo, pero sin continuación ofensiva por falta de precisión en las botas de Silva, Pedro o Diego Costa.

 
Cuando parecía que ya había contenido la efervescencia inicial chilena, cuando apuntaba más al área contraria, España falló en la salida de la pelota. Xabi Alonso se la entregó a un contrario. No perdonó Chile, que puso en marcha su maquinaria de velocidad trepidante, con un pase de Alexis a Aranguiz y un tiro de Vargas, quien recortó a Casillas en el área y en el minuto 11 puso la copa de cabeza.

 
En el 43 ya eran dos tantos en contra. Un lanzamiento de falta de Alexis Sánchez, siempre a tope en cada carrera, con unas ganas evidentes en cada lance, la despejó Casillas de puños y, entre el despiste defensivo general, la remachó Charles Aranguiz en el 2-0; peor imposible para España, sin la rebeldía que pedía Del Bosque.

 
Y nada más. Compitió España en una carrera insuperable contra el crono y el marcador que completó un Mundial desastroso para España, con seis minutos de agonía más en el tiempo añadido. El campeón, eliminado en la primera fase; Chile corre hacia octavos por goles, intensidad, fuerza y ambición.