El Papa Francisco renunció hoy a sumarse a la tradicional procesión del Corpus Christi por las calles de Roma, porque tiene problemas para caminar largas distancias, informó el portavoz del Vaticano.

 

Según reveló Federico Lombardi, el pontífice prefirió evitar el trayecto de dos kilómetros que separan las basílicas de San Juan de Letrán y Santa María la Mayor, por eso pidió ser trasladado a bordo de un automóvil.

 

La procesión, en la cual suelen participar decenas de miles de personas, unirá los dos templos a través de la céntrica Vía Merulana. Tras celebrar la misa en Letrán, Jorge Mario Bergoglio se dirigirá a la Plaza de Santa María la Mayor donde concluirá el acto con una bendición.

 

“El Papa tiene algunos problemas para caminar largas distancias, pero está bien, sino mírenlo, miren su agenda”, señaló el sacerdote jesuita en referencia al abultado calendario de trabajo de Francisco.

 

Precisó que el líder católico consideró oportuno renunciar al itinerario a pie, también tomando en cuenta sus próximas actividades, entre otras la visita del sábado a la diócesis de Casale del Jonio, en la sureña región italiana de Calabria.

 

Al mismo tiempo quiso evitar cumplir el trayecto a bordo de un camión descubierto blanco, como solía hacer Benedicto XVI en sus últimos años de pontificado.

 

Como la procesión del Corpus Christi es encabezada por el santísimo sacramento, Ratzinger solía recorrer los dos kilómetros sobre el vehículo, pero frente a la eucaristía y, por ello, iba en todo momento arrodillado.

 

Francisco consideró innecesario para que “según el espíritu de la celebración de este día, la atención de los fieles permanezca al contrario concentrada sobre el Santísimo Sacramento expuesto y llevado en procesión”.

 

Asimismo sería molesto e incluso doloroso para el mismo Papa ir arrodillado, considerando que desde el inicio de su pontificado ha sufrido de dolores de espalda a la altura de la ciática, los cuales lo llevaron a caminar dando pequeños saltitos.

 

El pasado 9 de junio el pontífice suspendió de manera imprevista algunas audiencias ya programadas por una “leve indisposición”, según informó el mismo Lombardi.

 

Aunque en un primer momento no se dieron mayores detalles del problema, que obligó a Bergoglio a reposar también el martes 10, luego fuentes vaticanas hablaron de “golpe de calor” y “pico de estrés”.

 

El martes 17 Francisco recuperó una de las reuniones que había dejado pendiente, una audiencia con los integrantes del Consejo Superior de la Magistratura italiana. Ante ellos explicó qué le había sucedido.

 

“Les pido perdón por la otra vez, de verdad. A mitad de la mañana tuve un desvanecimiento, fiebre y tuve que cortar las actividades, me disculpo por eso”, reveló.

 

En poco más de 15 meses de pontificado, el Papa no ha tomado vacaciones y ha permanecido en el Vaticano con actividades cotidianas. Podrá bajar el ritmo el próximo mes de julio, cuando –según se anunció- suspenderá sus audiencias públicas de los miércoles.