Ha pasado poco más de una semana del Mundial Brasil 2014 y se han visto equipos clasificar y otros quedar fuera de la mayor justa del futbol. Ha habido goles de fantasía, autogoles, árbitros polémicos y rigoristas, expulsiones.
Pero también se visto varias veces la misma escena: se produce una falta, el árbitro marca la distancia de la barrera, la forma, desenfunda una lata de spray y marca una línea blanca y espumosa sobre el césped.
Esto lo hace para mantener a raya a loa futbolistas tramposos que pretenden adelantarse uno o dos pasos a la distancia reglamentaria de la barrera. Es la primera ocasión que este instrumento se usa en una Copa del Mundo, aunque desde hace tiempo es común en la Liga mexicana de futbol.
El aerosol, único personaje del Mundial con lugar garantizado en la final en Río de Janeiro, se llama 9.15 Fair Play, en referencia a la distancia reglamentaria de 9.15 metros que debe haber entre la barrera y el balón.
Foto: AP
¿Cómo surgió la idea?
Esta herramienta del árbitro es la invención del periodista deportivo argentino, Pablo Silva, y un socio químico, y nació de una frustración.
En el 2001 Silva disputó un partido amistoso con sus antiguos compañeros de escuela. Se pitó una falta cerca del área grande de la portería contraria al equipo de Silva. Era la oportunidad para el empate. Silva se creyó capaz de anotar desde el tiro libre pero la barrera se adelantó para impedirlo.
“El árbitro no lo hizo repetir y se armó el despelote. Cuando volví a mi casa me fui maquinando, muy enojado, con idear algo para evitar esas situaciones“, explicó hace un tiempo Silva al diario argentino La Capital.
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La gestación
Para hacer su idea realidad, Silva se asoció con el químico “que más sabe de aerosoles de Argentina” para diseñar un spray que no dañara el césped, los zapatos ni las piernas de lso futbolistas, que tampoco dañara el medio ambiente y que se pudiera utilizar sobre pasto real, sintético e incluso sobre tierra.
En 2002 tuvieron el producto y, como con todo invento, llegaron las pruebas, el control de calidad. Así se dieron cuenta del mediocre resultado de su invento. Los años siguientes los pasaron mejorando el spray y haciendo contactos.
En el 2008 Pablo Silva conoció a Julio Grondona, presidente de la Asociación del Fútbol Argentino y vicepresidente Senior de la FIFA, quien se quedó impresionado con la idea del spray. Años y decenas de partidos de prueba más tarde, lo que surgió de una frustración en un encuentro callejero se utiliza por primera vez en una Copa del Mundo.
¿Funciona?
Se desconoce exactamente la composición del spray, pero se trata de una solución con base acuosa, espumosa y, una vez aplicado sobre el césped, desaparece en un minuto tras el contacto con el aire.
Se puede utilizar también sobre césped artificial. En campos de tierra, la espuma se convierte en una especia de línea de agua húmeda para marcar las distancias.
El invento funciona, pues con la raya blanca que marca el árbitro los jugadores ya tienen una referencia visual real y no imaginaria sobre el límite de su posición. Es tan fácil como si el árbitro dijera: sobrepasas la raya y te sacó amarilla. Un límite contra la trampa. Y no, no se cede ni un centímetro:
¿Plagio?
Un invento de esta naturaleza pudo haberse ocurrido a cualquiera, pues no se necesita mucho tiempo de cavilación. Y sí, así lo reclamó el español originario de Málaga, Francisco Ortiz Delgado, de 62 años, quien asegura que desde el 2000 ya había registrado la misma idea de un spray para marcar las faltas.
Ortiz Delgado ha presentado una demanda por plagio, pero el asunto se encuentra de momento entre abogados. La FIFA asegura que rechazó su producto como “no viable”, por no desaparecer al instante.
Sin embargo Ortiz contó al diario El Mundo que su aerosol “se desvanecía en dos minutos y medio como máximo”.
Como sea, su lucha legal no ha servido de nada. Silva se ha llevado la fama… y el dinero. (Con información de Gizmodo en español)