En un partido árido, donde parecía que ambos equipos firmaban el empate, los belgas nunca bajaron las manos, en los últimos 10 minutos de la mano de su gran estrella, Eden Hazard empezaron a tener jugadas peligrosas.
Hazard comandó un contraataque por la banda izquierda, llegó a línea de fondo, sacó una diagonal mortal que consiguió empujar el delantero Divock Origi a los 88’.
Gol del triunfo
El clima empieza a hacer mella en los jugadores, al minuto 75 empiezan a aparecer los calambres, el desgaste físico es notorio y hace que el juego se alenté todavía más.
El segundo tiempo empezó lento, muy lento, los dos equipos parecen no tener variante al ataque, sin creatividad, no hay un jugador que revolucione la media cancha.
Un medio tiempo de paridad de fuerzas, un juego equilibrado y muy ordenado el que nos han regalado belgas y rusos, con algunas llegadas en la áreas pero nada para recordar.
En media hora de actividad, el partido no termina por explotar, el buen juego que se sabe pueden desplegar ambos cuadros sigue latente, contenido; Rusia equilibró el trámite del partido pero no preocupa al meta belga.
El juego tardó en tomar ritmo, los primeros 10 minutos fueron cansinos y sin precisión, pero después los rusos empezaron a atacar, la más clara la tuvieron en un tiro de media distancia que Courtois atajó bien, de ese ataque ruso salió un contragolpe belga que no concluyó bien porque la defensa rusa en el fondo mandó a tiro de esquina.
Bélgica llegó a Brasil con la etiqueta de caballo negro, se espera mucho de los Diablos Rojos, en su debut sufrieron de más para ganarle a una débil Argelia.
La selección belga se renovó, tiene una nueva generación de jóvenes muy interesante como Lukaku, Fellaini, Courtois y Eden Hazard.
En tanto Rusia, el otro favorito del grupo H no pudo contra unos coreanos veloces. El conjunto de Capello tiene la obligación de ganar para mantenerse con vida.