¿A quién le tiemblan las piernas?, Andrés Guardado recurrió a toda la mímica para preguntarlo a la tribuna. El Principito festejó el segundo gol en un planeta llamado Arena Pernambuco; relleno de Salgadinho en el 3-1 sobre Croacia, con el que México le otorgó una graduación cien y más veces pedida al tipo bravo, de cabellos güeros, que antes que Miguel Herrera, es un energúmeno que festeja sin fijarse composturas: igual se revuelca, reclama, que transforma el rostro y grita para reclamar el penalti no marcado o tanto de la ventaja. Ayer el futbol le otorgó un triunfo a la valentía, de un puñado de indomables conjurados por el Piojo: octavos de final ante Holanda, pero qué importa si el que sigue viste de naranja; México juega vestido de bravo; con traje impecable y de marca en la banca, pero con las mangas arremangadas y el mazo listo en la cancha.

 

 

¿A quién le tiemblan las piernas?, definitivamente no a los 23 que han pisado Natal, Fortaleza o Recife. Seguramente que Nikoi Kovac poco conocía de la historia del Piojo Miguel Herrera. Quizá las formas kafkianas que trajeron a México a la Copa le dejaron confiado en que los verdes sucumbirían ante la presión de no caer en el duelo definitivo para llegar a los octavos pactados en Fortaleza.

 

 

Miguel Herrera lo anunció desde el debut en la Arena das Dunas. Venía a la Copa a jugar con un planteamiento que le acusaban arcaico, pasado de moda y vulnerable en su parado. Tres hombres al fondo, dos carrileros voladores; un contención en un mundo en que el futbol se mide por el pulso del centro del rectángulo; dos volantes trascendentales y en punta un par de hombres sin frío en los isquiotibiales.

 

 

¿A quién le tiemblan las piernas?, así o más claro lo dejaron ayer las huestes de Miguel Herrera. Bienvenido sea de vuelta Andrés Guardado a esta tierra; cuánta diferencia marca Héctor Herrera; y ni pollo ni gallito: gallo con todo y espolón; Juan José Vázquez vive de todo terreno.

 

 

Cuánta frustración para Modric, Rakitik y Olic. Cuántos kilómetros sin recompensa para Mandzukic. Todo porque Rafael Márquez guardó lo mejor de su carrera para el último tirón. Káiser que tira, empuja, anota, y empata a Cuauhtémoc Blanco en aquello de goles marcados en Copas del Mundo, y ni hablar de Maza, Moreno, Paul y Layún.

 

 

Cielito Lindo en la tribuna, porque pareciera que a Brasil y a México les pinta una raya de crayón la frontera; las cuentas son varias: 15 mil, 20 mil, 30 mil mexicanos.  Y en la cancha un Tri espejo de aquel bravucón que alguna vez perdió una Copa del Mundo por una patada. No a las locas, todo lo contrario; el Tri es feroz dentro de la cancha. Así ahorcó a Croacia hasta que la dislocó con el remate de Rafael Márquez al 71’, el de Guardado al 74’ y de Chicharito al 81’, que terminó en 3-1 porque Croacia se encontró al 87’ con que Perisic quería decoro en el tanteador.

 

 

Hace unos meses: lluvia de piedras, hoy, los 23 de Herrera preguntan: ¿a quién le tiemblan las piernas?, al menos a este puñado de indomables conjurados por el Piojo, definitivamente no.