A veces, pareciera, que la vida es una película, que todos buscamos en salas de cine o frente al televisor un escaparate con el que podamos identificarnos con algo. Sumido en una constante insatisfacción, el hombre ha buscado desde antiguo la gloria de la que carecen sus días. Se espera ser alguien, se busca heredar un legado, conquistar naciones, ser perfecto. Se busca qué contar, algo que nos distinga como piezas únicas, se quiere ser eterno. Las cámaras, el video, el retrato, la pintura, tienen capacidades que el humano pretende alcanzar y que logra sólo siendo recuerdos.

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Dentro de esas expresiones (ficciones) se encuentra el arte urbano. Sin entrar en polémicas, podemos decir que el Street art es un arma actual, se usa como protesta, como una representación de los malestares en la cultura, algo que se anhela y que perdura. Ha dejado de ser pasatiempo para la juventud floreciente, dejó de ser vandalismo sin sentido. Fue tomado por manos marginadas, en sus orígenes modernos,  para atentar contra ”los justos” y el desamparo. Las calles son el escenario que reúne cientos de historias y caminos a diario, esas historias son las que construyen la historia y su vida misma sin darse cuenta. Ellas son los personajes principales y secundarios de una amalgama interminable.

Esa historia se repite en varias ciudades del mundo, en todas existe alguien que se preocupa por darle vida a las paredes y muros inertes. Qué mejor que ilustrar la ciudad con ficción, algo que podría ser o que ya ha sido, siempre alterado por el que crea. MTO es la firma del artista callejero Mateo. Nacido en Francia pero asentado en Berlín, MTO lleva de la pantalla a las calles a famosos actores, músicos y personajes de la vida pública, logrando de esta manera que los ciudadanos sean parte de escenas y momentos como salidos de pantallas y revistas. El esténcil es también una de las técnicas más recurrentes para este actor social, convirtiendo fachadas y muros, en verdaderas locaciones de grabación.  Entre algunos de los personajes que MTO ha utilizado, están figuras como Ray Charles, Jimi Hendrix, Jack Nicholson y Tony Montana. Con técnicas hiperrealistas impresas a gran escala, sus obras  logran su cometido: desestabilizar con un augurio de calma el ir y venir del fracturado orden público. Que las personas vivan su propia película mientras ven a su actor favorito rogando por empezar a vivir.

Así, la cultura pop (que muchas veces se parece a la ficción) y la vida cotidiana se funden. Caminar y encontrarse a un gigante tratando de meterse a una casa nos sorprende y nos saca por unos momentos de nuestra realidad. Este es uno de los mayores atributos de MTO: a través de lo lúdico, de la fantasía, nos lleva a un cuestionamiento de la realidad misma.