Centenares de venezolanos han echado anclas en largas colas frente a las tiendas de Zara y de otras marcas del grupo Inditex, después de que la empresa que comercializa esas líneas en Venezuela reactivara esta semana la venta en sus tiendas tras meses esperando divisas por parte del Gobierno.
Algunos duermen, otros comen sentados en el suelo, pero todos están ansiosos por comprar una camisa, un pantalón o alguna prenda tras meses de espera en los que los percheros y estanterías de la marca Zara y de otros establecimientos de venta de ropa han estado prácticamente vacíos.
Los anaqueles de las franquicias de la textil española Inditex en Venezuela, que tiene las marcas Zara, Pull&Bear y Bershka, entre otras, aparecieron repletos esta semana y la noticia corrió como la pólvora, arrastrando una marea de gente que ha obligado incluso a los comercios a organizar a sus clientes con números para regular el acceso.
Albert Longa, un transportista de 24 años, esperó nueve horas parar ingresar a una tienda Zara y comprar “la ropa de diciembre” de sus hijos.
“Hay descuento en la tienda, he comprado anteriormente en la tienda y sí, está más barata”, comentó a Efe Longa.
El Gobierno venezolano frenó la entrega de dólares a finales de año a las empresas para revisar todo el sistema de administración de divisas después de comprobar que el año pasado se habían defraudado alrededor de 20.000 millones de dólares en este tipo de procesos.
Como tantas otras empresas, Phoenix World Trade, que tiene la exclusividad de la franquicias de Inditex en Venezuela, ha pasado los últimos meses esperando a que el Gobierno le asignara las divisas para poder importar suministros en medio de una situación de falta de dólares generalizada en el sector comercial del país.
Así las cosas, la empresa decidió en enero reasignar suministros y suspender temporalmente la actividad en tres de sus tiendas ante la falta de divisas para seguir comprando suministros.
En Venezuela existe un sistema de control de cambios que deja en manos del Estado el monopolio de la comercialización de las divisas en el país, que asigna a tres tipos de cambio en función del objeto para el que se necesita la moneda extranjera.
En un primer escalón funciona el Centro Nacional de Comercio Exterior (Cencoex), donde se entregan dólares a un precio de 6,3 bolívares la unidad y al que pueden aspirar importadores de suministros para sectores básicos como la alimentación y las medicinas y para el sector productivo.
En un segundo nivel funciona el Sistema Complementario de Administración de Divisas (Sicad I), con subastas de divisas ofertadas por el Estado semanalmente para diferentes sectores, a un cambio que fluctúa entre los 10 y los 12 bolívares por dólar.
En un tercer escalafón se encuentra el Sicad II, el más nuevo de los tres, que permite la compra y venta a un tipo superior, que ha estado rondando los 50 bolívares por dólar, sin límites para quien quiera conseguir moneda extranjera.
El presidente de Phoenix World Trade, Camilo Ibrahim, indicó hoy a Efe que las tiendas están “reactivándonose de una manera escalonada”, surtiendo mercancía a las tiendas que habían permanecido abiertas, pero con los anaqueles prácticamente vacíos.
“Lo que estamos ahora es recuperando la operación poco a poco”, explicó, al subrayar que los precios en las tiendas están “absolutamente atadas” a un acuerdo al que se llegó con el Gobierno venezolano, que vendió las divisas a tasa de Sicad I para poder importar.
Una vez recuperado el acceso a dólares para poder comprar suministros, el regreso de la ropa de Zara a las tiendas ha tenido un efecto fulminante y aunque inicialmente la compañía calculó que los suministros adquiridos podían dar para tres meses de ventas la respuesta del público ha ido más allá de lo esperado.
“Estamos vendiendo cuatro y hasta cinco veces más en unidades de lo que pensábamos que íbamos a vender”, apuntó el responsable de Phoenix World Trade.
Para evitar que las tiendas se queden sinexistencias, la empresa ha optado por limitar las ventas a seis piezas por persona y así tener “un mayor universo de clientes” atendido.
“Estoy aquí porque esta tienda tenía más de siete meses sin producto (…) por lo que me han comentado varios amigos que han venido tienen precios accesibles en comparación a otras tiendas, y bueno, la necesidad del consumidor”, indicó a Efe Fernando Ornelas, un comerciante de 22 años a la puerta de uno de las tiendas en Caracas.