Tras reconocer que hay lugares donde no ha tenido un éxito total para controlar los brotes de ébola, la Organización Mundial de la Salud (OMS) prepara una reunión a partir de mañana con representantes de los tres países de África occidental involucrados.
El brote del virus en Guinea, Liberia y Sierra Leona es el que más muertes ha causado hasta la fecha, con 635 casos y 367 fallecimientos, y se espera que sea el más prolongado en momentos que algunas de las naciones más pobres del mundo luchan por enfrentar la mortal enfermedad.
Pierre Formenty, experto del Departamento de Seguimiento de Enfermedades Contagiosas de la OMS aclaró que “la situación no está fuera de control y se ha hecho mucho trabajo en los tres países afectados, Guinea, Sierra Leona y Liberia, para enfrentar la situación y detener la transmisión del virus del ébola”.
Indicó que la OMS, junto con las autoridades locales, ha podido controlar los brotes en distintos lugares, por ejemplo, en Telimele y Dabola, en Guinea. A pesar que hay lugares donde la OMS no ha tenido un éxito total, hay otros en los que sí ha logrado detener la cadena de transmisión, subrayó.
Sin embargo, existen dificultades para la identificación de los casos, el rastreo del punto de contacto y la transmisión de mensajes a la población en cuanto a que todavía existe la posibilidad de contagio en los países afectados, principalmente en las zonas forestales.
“Dado el reciente brote del virus en Sierra Leona y dada la gente que viaja a Liberia y a otros sitios, la OMS necesita abordar la posibilidad de una transmisión continua entre países”, añadió el experto.
Formenty advirtió que otros países fronterizos del oeste de Africa, como Cote d’Ivoire, Mali, Senegal y Guinea-Bissau, entre otros, deben estar preparados en caso de que personas contagiadas con el virus viajen hacia su territorio
Ante la “necesidad urgente” de coordinación internacional, la OMS ha convocado a una reunión en Acra, la capital de Ghana, a partir de mañana, con los tres países involucrados, así como otras naciones que han enfrentado brotes en el pasado.
No existe cura para la enfermedad que causa el virus del ébola, que tiene un período de incubación de entre dos y 21 días y comienza con fiebre y fatiga, antes de pasar a dolor de cabeza, vómitos y diarrea muy fuerte, y posteriormente falla múltiple en varios órganos y hemorragia interna masiva.
El ébola fue detectado por primera vez en el Congo en 1976 y lleva el nombre del río donde se le reconoció. El virus puede transmitirse por contacto directo con la sangre o secreciones de los portadores, así como por objetos contaminados.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos indican que la enfermedad probablemente llega a los humanos a partir de animales infectados, y que el principal sospechoso es el murciélago de la fruta.
El ébola mata a más de la mitad de sus víctimas, y el tratamiento básicamente consiste en mantener al paciente hidratado mientras la enfermedad sigue su curso.
Su combate se centra en detener la propagación mediante la educación de la gente sobre cómo protegerse y aislar a los enfermos y a los fallecidos -puesto que los cadáveres siguen siendo contagiosos-, y determinar con quiénes tuvieron contacto los infectados para aislarlos también.
Médicos sin fronteras
Para el personal de Médicos sin Fronteras, es muy difícil que el virus del ébola pudiera salir del continente e importarse a Europa, Asia o incluso América, cuya ubicación geográfica lo coloca al otro lado del mundo.
De acuerdo con Henry Rodríguez, coordinador general de la organización médica internacional, explicó que el riesgo de que la enfermedad salga de Sierra Leona, Guinea o Liberia es muy bajo. “Son zonas aisladas de difícil acceso, no hay turismo, estudiantes o visitas. La gente es muy pobre y no sale de su región, mucho menos de su país”.
En entrevista con 24 Horas, señaló que los médicos también tienen protocolos de atención a los pacientes que son muy estrictos y el personal utiliza un equipo parecido al de astronauta, con casco, guantes, zapatos, pantalón, camisa y guantes. Y en cuanto abandonan el lugar son sometidos a chequeos médicos constantes, para descartar un contagio.
Aunado a eso, los médicos que laboran en estos centros de atención tienen experiencia previa en epidemias hemorrágicas en otras naciones.
No obstante, Rodríguez dijo que teóricamente “podría darse el caso” de un paciente fuera de África, por lo que los ministerios de sanidad están alerta y se vigilan las fronteras de todas las naciones africanas, tal como ocurrió con la influenza AH1N1 en 2009.