PARÍS. La detención hoy del expresidente francés Nicolás Sarkozy, por presunto tráfico de influencias, es inédita en los anales de la política en el país, salpicada de escándalos de corrupción en las tres últimas décadas.

 

Sarkozy fue llamado a declarar ante la Policía Judicial de Nanterre, localidad cercana a París, sobre un caso de presunto tráfico de influencias y violación del secreto de instrucción.

 

En los 55 años de fundación de la actual quinta República francesa, ningún presidente había estado bajo el régimen de “garde à vue” (bajo vigilancia), privado de libertad, en una comisaría de policía, por un periodo de tiempo que legalmente puede durar hasta 48 horas.

 

Estamos acostumbrados a lo inédito con Nicolás Sarkozy”, declaró este día con ironía el ministro francés de Trabajo, François Rebsamen, opositor al partido de Sarkozy, quien también está siendo investigado por “violación de un proceso de investigación” judicial.

 

Los investigadores intentan determinar si el exjefe de Estado y su entorno crearon una “red” de informadores que les mantenía al tanto de la evolución de los procesos judiciales que amenazaban al político conservador y jefe del Estado francés entre 2007 y 2012.

 

Sarkozy llegó a la sede policial poco después de las 08:00 hora local (06:00 GMT) y un día después de que también fueran interrogados su abogado, Thierry Herzog, y dos altos magistrados del Tribunal de Casación, Gilbert Azibert y Patrick Sassoust, que siguen en régimen de detención provisional.

 

De Azibert, cercano al letrado del expresidente, se sospecha que recababa información de consejeros del Tribunal Supremo sobre los avances en la investigación sobre presunta la financiación ilegal de la campaña que llevó a Sarkozy al Palacio del Elíseo.

 

Según esa teoría, el defensor de Sarkozy le prometió como contrapartida que el expresidente le ayudaría a conseguir un puesto en la administración de Mónaco que buscaba.

 

En el llamado “caso de las escuchas” se investiga, entre otros asuntos, si el político conservador recibió financiación ilegal para su campaña presidencial de parte de la multimillonaria heredera del grupo de cosméticos L’Oréal, Liliane Bettencourt, y del depuesto dictador libio Muamar el Gadafi.

 

La investigación estaba relacionada, en origen, con las pesquisas abiertas en abril de 2013 para determinar si parte de la campaña que le llevó al cargo en 2007 fue financiada por el régimen libio.

 

Las escuchas a las que fue sometido Sarkozy posteriormente condujeron el pasado febrero a la apertura de una investigación judicial por los cargos de “violación del secreto del sumario” y de “tráfico de influencias”.

 

Con información de EFE y Notimex