En vísperas del proceso electoral 2015, los neopriistas del siglo XXI en el Distrito Federal han olvidado por completo el “know-how” inventado por sus antecesores del siglo XX para acumular votos y ganar de calle los comicios en la capital del país, muchas veces con “carro completo”.

 

Los dirigentes del PRI en el DF pretenden la resurrección de su partido mediante el método, sistema o mecanismo de las “alianzas” con otras “fuerzas” políticas, y hasta han llegado a mencionar la posibilidad de “concertacesionar” con el “poderoso” Partido Acción Nacional chilango (por el que ya no votan ni sus familiares, ¿verdad, señora Isabel Miranda de Wallace?). Si el “líder” del PRI capitalino, Mauricio López, quisiera hacer una simple suma de los votos acumulados por el PRI y el PAN  en la elección federal de 2012, se daría cuenta de que la unión “contra natura” de su partido y el blanquiazul no serviría de nada. Bueno, tanto como de nada… Serviría para hacer el ridículo.

 

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¿Cuál fue el “invento” de los dinosaurios priistas del siglo XX, que olvidan sus ensoberbecidos herederos actuales?

 
Algo simple y a la vez efectivo… aunque -por lo visto y oído- también muy difícil de hacer que lo entiendan los dirigentes de hoy. El nombre del “invento” es: estructura, es-truc-tu-ra, y la forma de lograrla recibe el bonito nombre de organización, or-ga-ni-za-ción.
Los viejos de la tribu todavía recuerdan aquellos tiempos en que el PRI mantenía con vida a uno de sus sectores bautizado con el nombre de Confederación Nacional de Organizaciones Populares, CNOP, que se encargó de organizar a las “fuerzas vivas” del Distrito Federal y de servir como gestor de las demandas ciudadanas.

 
Por medio de las instancias “seccionales” del PRI, la ciudad de México estaba dividida en cientos de cuadrantes que organizaban y estructuraban a cientos de miles, millones, de pequeños y medianos comerciantes, taxistas, limpiadores de calzado, recolectores de basura, “paracaidistas”, burócratas y profesionales de todas las actividades habidas y por haber: economistas, contadores públicos, arquitectos, ingenieros, abogados, médicos, sociólogos, etcétera, etcétera.

 
Los militantes de las organizaciones populares del PRI en el Distrito Federal -los entonces famosos “cenopistas”-, tenían en su partido a un eficaz gestor de todo tipo de asuntos, unos legales y otros ilegales (pero “poquito”), y a cambio de esas “conquistas revolucionarias” acudían en masa en las jornadas electorales a depositar sus votos en favor de los candidatos priistas. Eso explicaba las copiosas votaciones y hasta los “carros completos” (además, claro, de la alquimia electoral también inventada por el partido tricolor).

 

 

Todo eso se acabó, ¡ay!, cuando los priistas del Distrito Federal olvidaron o descuidaron sus propios inventos y permitieron que sus estructuras político-electorales cayeran en manos de las “izquierdas” -hoy conocidas como “tribus”, bandas, hordas, pandillas, mafias-, que hasta la fecha mantienen en la ciudad de México su capacidad de convocatoria, de movilización, de presión y hasta de chantaje.

 

 

¿De verdad suponen los neo-dirigentes del PRI actual que harán el milagro de sustituir la fuerza de las estructuras perdidas, mediante las alianzas electorales con el PAN capitalino, cuyo rasgo más destacado es su inexistencia?

 

 

Una sugerencia a tiempo para el dirigente priista en el DF: acérquese a Manlio Fabio Beltrones, que algo sabe de organización, de estructura partidaria y de la cuasi extinta CNOP,  y olvídese de las alianzas “perversas casi gays” -Oscar Levin Coppel dixit- con los panistas, porque no van a ayudarlo a sacar al buey de la barranca.

 
AGENDA PREVIA

 
Ya encarrerado el ratón, en Veracruz, donde en 2016 habrá elecciones para gobernador,  las casas de apuestas, perdón, de encuestas, ya abrieron su juego. Algunas ubican al senador priista Héctor Yunes Landa con el 51% de las preferencias, seguido de Dante Delgado Ranauro, dirigente nacional del partido Movimiento Ciudadano, con 40%.

 
Los observadores políticos regionales señalan que podría haber una alianza perversa entre ellos, lo que pondría en una encrucijada  al gobernador Javier Duarte. Dicen aquéllos que los “primos hermanos” unidos (Héctor y Dante) no podrán ser vencidos por nadie. ¿Será?