ROMA. La marina militar italiana confirmó la muerte de treinta inmigrantes que fallecieron a bordo de un barco en el que viajaban junto con otras 566 personas procedentes del norte de África hacia las costas de Sicilia.
Las treinta personas murieron asfixiadas por encontrarse hacinadas en una zona muy estrecha de la barcaza, según pudo constatar el personal médico que prestó ayuda sanitaria a los rescatados, explica la nota de la marina.
Los otros 566 inmigrantes viajaban en una nave de la marina militar y se espera que hayan llegado al puerto siciliano de Pozzallo.
Desde el viernes pasado, las naves de la marina militar de Italia han socorrido 5 mil inmigrantes en las aguas del Canal de Sicilia con el programa de salvamento Mare Nostrum.
Este dispositivo de vigilancia y socorro fue activado el pasado año después de la tragedia ocurrida el 3 de octubre de 2013, cuando perdieron la vida al menos 366 personas después de que naufragara su embarcación junto a la isla italiana de Lampedusa.
El suceso se produce la víspera de que Italia asuma su Presidencia de turno de los 28, a quienes ha insistido en las últimas semanas en que no puede afrontar en solitario la operación de ayuda y rescate de inmigrantes procedentes de África.
Se trata de una llegada masiva sin precedentes que colapsa los municipios italianos, afirmó a Efe el responsable de inmigración de la Asociación Nacional de Municipios de Italia (ANCI), Giorgio Pighi.
“Si antes llegaban a Italia 10 personas al día, ahora llegan cientos y miles. Este número requiere de un sacrificio importante por parte de los municipios y no todos están dispuestos a realizarlo, especialmente en el sur, donde son más reacios”, subrayó Pighi.
El mayor porcentaje del flujo migratorio que llega a Italia es protagonizado por inmigrantes que solicitan acogerse a su derecho de asilo.
“La mayoría de las personas son refugiados que buscan protección frente a conflictos armados. Sobre todo, son somalíes y sirios que huyen de la guerra”, explicó a Efe la responsable de la Agencia de Refugiados para las Naciones Unidas (UNHCR) en Italia, Carlotta Sami.