Argentina sufrió, como todos los grandes en octavos de fina, pasó a la siguiente fase con los 11 colgados del travesaño. Los dirigidos por Sabella juegan feo pero ganan, igual que Brasil traicionan su historia, consiguen el restado con el peso de la camiseta.
A un minuto del final, con Benaglio volcado al frente, vino un centro perfecto al área argentina que remató Blerim Dzemaili pero el balón reventó el poste izquierdo de la portería de Sergio Romero. Argentina se salvaba.
Restaban tres minutos para que el juego se decidiera en penaltis, pero apareció el de siempre, llegó el mago, Leo Messi, condujo el balón desde tres cuartos de cancha se quitó a un defensa, quedó de frente al arco a la entrada del área, tenía para disparar pero decidió servir para Di María que con la zurda como billarista, colocó la bola en la esquina para poner el 1-0 y desatar la locura en la Arena Corinthians.
El gol del boleto
El primer tiempo de la prórroga fue para los helvéticos, Shaqiri es el que más intenta por el centro y es que el clima comenzó a hacer mella en el cuadro sudamericano, que antes que terminaran los primeros 15 minutos tuvo un contragolpe comandado por Di María que cortó perfecto un defensa suizo.
Argentina no pudo, dominó ampliamente el segundo tiempo pero gracias a Benaglio los suizos logran llevar el partido a la prórroga. La última vez que Argentina ganó un partido de Mundial en tiempo extra fue hace ocho años cuando le ganó a México.
Para los 75 minutos el partido seguía 0-0 y entró en el momento donde quien se equivoque se va. Argentina en el segundo tiempo fue más que Suiza, llega al área de Diego Benaglio pero ni Gonzalo Higuaín ni Rodrigo Palacio al frente pudieron concretar.
Detonó el segundo tiempo, Argentina salió con todo por la victoria, empezó a encontrar espacios pese a la inconsistencia de Marcos Rojo; Ezequiel Lavezzi y Fernando Gago salían de su zona para encontrar el balón y así desequilibrar a la defensa suiza.
Argentina no pudo desmontar la defensa suiza, por más que intentó por la banda izquierda con Rojo y Di María. Los equipos se enfrascaron en un duelo sordo, rudo en el centro; el defensa suizo Ricardo Rodríguez fue quizá el mejor jugador del primer tiempo.
Aunque los dirigidos por Alejandro Sabella tuvieron la pelota durante más tiempo que los suizos, fueron éstos los que en dos ocasiones estuvieron a punto de abrir el marcador.
Para el minuto 30 el partido se convirtió en un juego muy cerrado, farragoso sin llegas, sin propuestas. Suiza jugaba compacto, entre la línea de defensa y el delantero no había más de 40 metros. Ni Messi ni Di María pudieron derribar la muralla helvética.
Argentina fue mejor en los minutos iniciales de la primera mitad, dominaba el balón y buscaba variantes, si no podía por izquierda con Ángel Di María y Marcos Rojo intentaba por la derecha. Sin embargo las dos jugadas con mayor peligro fueron de los suizos. El partido muy rápido se volvió cansino.